CIUDAD DEL VATICANO, 14 enero 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II denunció ayer las violaciones de la libertad religiosa que se experimentan en Indonesia, así como en países marxistas e islámicos, y reivindicó el derecho al testimonio público de la fe para todo creyente.
El Santo Padre hizo esta advertencia ayer al encontrarse con los representantes de 175 países acreditados en el Vaticano.
En el encuentro, aseguró que la Iglesia católica se siente más determinada que nunca «a defender al hombre, su dignidad, sus derechos y su dimensión trascendente».
«Tanto si algunos se resisten a reconocer la dimensión religiosa del hombre y de su historia, como si otros quisieran reducir la religión a la esfera de lo privado, o bien otros persiguen todavía a las comunidades de creyentes, los cristianos seguirán proclamando que la experiencia religiosa forma parte de la experiencia humana», afirmó.
La religión, añadió, «es un elemento vital para la construcción de la persona y de la sociedad a la que pertenecen los hombres».
En concreto, Juan Pablo II mencionó «el drama sufrido por la comunidad cristiana en Indonesia o las discriminaciones patentes de las que son víctimas todavía hoy otras comunidades de creyentes, cristianos o no cristianos, en algunos países de obediencia marxista o islámica».
Estas situaciones, concluyó «apremian a una vigilancia y a una solidaridad sin fisuras».