El viaje del Papa recuperará las raíces cristianas de Siria

Entrevista con el obispo armenio de Aleppo, Boutros Marayati

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ROMA, 30 enero 2001 (ZENIT.orgAVVENIRE).- Juan Pablo II visitará pronto Siria. La fecha no es oficial, pero el Papa ya lo anunció públicamente el 25 de enero pasado, explicando que sigue las huellas de San Pablo para promover la unidad de los cristianos, representados en ese país por grandes Iglesias orientales.

El obispo católico-armenio de Aleppo, Boutros Marayati explica en esta entrevista las esperanzas ante la visita del pontífice de los cristianos del país, que constituyen el 10 por ciento en tierra islámica (90%) y que además están divididos en numerosas Iglesias, comunidades cristianas y ritos.

–¿Qué espera la Iglesia siria de la vista de Juan Pablo II?

–Obispo Boutros Marayati: Esperamos una recuperación de nuestro papel en la difusión del cristianismo. Antioquía, los Hechos de los Apóstoles, San Pablo. Este es el país de los primeros cristianos. Aparte de Damasco, tenemos a San Simeón Estilita, Sergiopolis, Maalula y Saydnaya, donde se habla todavía el arameo, y muchos otros lugares abandonados en todo el Oriente. La visita del Santo Padre nos ayudará a permanecer en esta tierra y a redescubrir las raíces cristianas.

–¿Ha servido de algo en este sentido el Jubileo?

–Obispo Boutros Marayati: Me ha gustado ver que incluso los musulmanes han visto en el Jubileo una oportunidad de apertura al mundo. El Ministerio de Turismo ha abierto centros de acogida en Maalula, Aleppo y Sergiopolis, con itinerarios especiales para los peregrinos.

–El Año Santo pretendía ofrecer oportunidades ricas también desde el punto de vista ecuménico

–Obispo Boutros Marayati: Hemos recibido del Jubileo una oportunidad especial de colaboración ecuménica. Un ejemplo: durante la semana de oración por la unidad de los cristianos, hemos vivido un encuentro con los jóvenes de las diversas Iglesias de Aleppo. Un encuentro que adquiere especial valor si se refieren a una ciudad donde los 160.000 cristianos, un décimo de la población, resultan divididos en once ritos diferentes (seis católicos, cuatro ortodoxos y uno protestante).

–La visita del Papa reviste para la Iglesia siria también un valor cultural.

–Obispo Boutros Marayati: Redescubrir y valorar los antiguos vestigios es decisivo. Ofrecen un testimonio irrefutable de la arraigada presencia cristiana en esta tierra. Las Iglesias que se remontan al tercer siglo refutan lo que muchos sirios piensan sobre la llegada de los cristianos junto a los cruzados, llevando por lo tanto a considerarnos ciudadanos de segunda clase. Por fortuna los líderes musulmanes reconocen la realidad pero comparan el Islam con un gran árbol que ha puesto su sombra sobre el cristianismo. Un paso hacia adelante. Somos ciudadanos de este país pero vivimos bajo la sombra del Islam.

–¿Qué hacer para salir de esta situación?

–Obispo Boutros Marayati: Se trata de dar nueva vida a las «ciudades muertas». Celebramos misas, recordamos a nuestros mártires y sacamos de la memoria de los tiempos pasados un sentido de comunión. En suma, una vuelta a nuestras fuentes y tradiciones. En todo caso, esta labor en algunos casos ha superado toda expectativa. Pienso en Nabak, donde el padre Paolo Dall´Oglio ha reconstruido el monasterio, y en experiencias semejantes en la zona de Aleppo para renovar la vida monástica.

En Siria hay 295.000 (2,08%) católicos, divididos en 18 diócesis (hay un patriarcado), y con 227 sacerdotes, 401 religiosas y 83 seminaristas. La Iglesia está presente con la riqueza de los ritos maronita, greco-melquita, sirio, armenio, caldeo y latino.

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ZENIT Staff

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