Nueva unidad entre organizaciones católicas de comunicación en Latinoamérica

Compromiso adoptado en la Asamblea conjunta celebrada en Curitiba

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CURITIBA, 12 febrero 2001 (ZENIT.org).- La Unión Católica Latinoamericana de Prensa (UCLAP), la Asociación Católica Latinoamericana para la Radio y la Televisión (UNDA-AL), y la Organización Católica Internacional del Cine y el Audiovisual en América Latina (OCIC-AL), han acordado ser «una sola organización que trabaje en su compromiso especial con los pobres y los marginados de la sociedad».

El compromiso fue adoptado por unos cien representantes de 14 países del continente americano de estas instituciones que se reunieron del 19 al 29 de enero pasado en la ciudad Brasileña de Curitiba con motivo de la V Asamblea Conjunta de las Organizaciones Católicas de Latinoamérica y el Caribe de Comunicación.

En el encuentro salió elegida la nueva mesa directiva continental para el próximo trienio, que quedó así conformada por el presidente, Pedro Sánchez (Perú) y por los directores Attilio Hartmann (Brasil), Rolando Calle (Ecuador), Ana María Rodríguez (Colombia), José Ignacio López (Argentina) y Carla Lima (Uruguay).

Los vocales serán a partir de ahora Ricardo Yánez (Argentina), Luis Vidal (Perú) y Ramón Lombardi (Brasil). Como secretaria ejecutiva actuará Sonia Navas.

Al final del encuentro, los periodistas, comunicadores y comunicólogos cristianos redactaron una declaración en la que afrontan «Los nuevos escenarios para una comunicación solidaria» y ratifican su adhesión al Magisterio de la Iglesia delineado por Juan Pablo II y su opción preferencial por los pobres y excluidos en el ejercicio profesional de su vocación de comunicadores y cristianos.

Ofrecemos a continuación el texto íntegro de la declaración final.

* * *

Los nuevos escenarios para una comunicación solidaria

Porque concebimos la comunicación como un camino para la comunión y la solidaridad, expresamos nuestra voluntad de contribuir a una convivencia social armoniosa y solidaria.

Porque estamos convencidos de que esa convivencia social es posible sólo con la participación de todos en la mesa de la vida, reafirmamos, como miembros de la Iglesia, nuestra opción preferencial por los pobres y los excluidos.

Invitamos a un trabajo común, dentro del reconocimiento de la pluralidad y el respeto de las diferencias, sumando nuestro esfuerzo al de otros grupos y organizaciones, a todos los comunicadores cristianos y a todos los creyentes y no creyentes con quienes compartimos valores humanos universales como la defensa de la vida y la libertad, el respeto por la dignidad de las personas y el compromiso ético de responsabilidad social en una comunicación al servicio de la promoción humana.

Recordamos de manera especial a los comunicadores –periodistas, realizadores, investigadores, docentes y profesionales de los medios– que han ofrendado su vida en defensa de tales valores, nos solidarizamos con los perseguidos, los amenazados, los secuestrados y los que han perdido su trabajo por razón de esta misma defensa, y nos unimos para protestar contra la explotación de que son víctimas los que realizan su tarea en condiciones laborales precarias e injustas.

Expresamos un especial reconocimiento a todas las experiencias constructivas de comunicación participativa, popular y comunitaria en América Latina , y nuestra disposición a promoverlas, a colaborar en su difusión y a compartirlas con otros colegas del resto del mundo.

Manifestamos nuestra voluntad de asumir en la Iglesia la responsabilidad que nos compete en la construcción de una pastoral abierta de la comunicación, y ratificamos nuestra permanente disposición a seguir colaborando con las Conferencias Episcopales de nuestras regiones, con el Consejo Episcopal Latinoamericano a través de su Departamento de Comunicación Social y con el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, a la luz de las directrices del Magisterio de la Iglesia y animados por los mensajes, orientaciones y exhortaciones del Papa Juan Pablo II.

Alentados por la reciente celebración de los 2000 años del nacimiento de Jesucristo, a quien reconocemos como el perfecto comunicador, queremos comprometernos con un mensaje de esperanza, que ayude a nuestros pueblos y culturas a recuperar la confianza en sí mismos y en el valor de la
Solidaridad.

Conscientes de que antes que palabras se nos exige la veracidad de los hechos y el testimonio personal, seguiremos empeñados en la formación permanente y en el ejercicio ético de nuestra profesión.

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ZENIT Staff

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