MADRID, 13 febrero 2001 (ZENIT.org).- La investigación para decodificar el genoma humano es digna de alabar, ha explicado el cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid. Ahora bien, aclara, lo importante es que la ciencia no atente contra la persona humana.

En declaraciones a «El Rotativo», publicación de la Universidad San Pablo - CEU, el purpurado español ha dejado claro que «una investigación que pretende saber cómo es el hombre genéticamente, siempre es algo bueno. Conocer la verdad en su totalidad es bueno, y cuanto más se conozca al hombre en sus aspectos físicos y empíricos, mejor».

«Sin embargo --aclara Rouco--, esta cuestión se convierte en problema cuando esos conocimientos se utilizan con fines que van contra el bien de la persona humana, o cuando se tratan de conseguir a través de métodos que incluyen agresiones contra el hombre».

Ahora bien, el arzobispo de Madrid reconoce que «ni una cosa ni otra son conditio sine qua non para que haya progreso de la ciencia». Pues «no se pueden usar métodos que suponen la destrucción del hombre para conocer mejor al hombre».

En cuanto al debate sobre la clonación de seres humanos, afirmó que «hay intereses económicos de primer orden relacionados con la producción bioquímica que empujan a los investigadores, y a la sociedad, a que transiten por ahí, porque lo que importa es el éxito económico».

En este sentido, cita una frase del filósofo Julián Marías, quien considera que «lo más grave de lo que ha sucedido en el siglo XX es la pérdida de conciencia, por parte de la sociedad, del mal que supone el aborto, "la aceptación social del aborto" dice él».

«Esto habría que aplicarlo a la clonación humana con mayor gravedad --concluye el cardenal de Madrid--, porque supone un avance más en la manipulación que el hombre hace del hombre a costa de la vida. Si esa manipulación llega a estar, además, amparada por un sistema legal, se llega a una crisis moral de primer orden».