SAN SALVADOR, 14 febrero 2001 (ZENIT.org).- Un mes después del terremoto que asoló El Salvador y el mismo día en el que otra sacudida sembrara de muerte el país, Cáritas El Salvador informaba que ha atendido a 72.353 familias damnificadas.
Se trata de una cifra ingente, si se tiene en cuenta que las familias damnificadas hasta el día de ayer eran un total de 112.889.
En la mayoría de los casos, sólo se ha podido proporcionar ayuda básica en la emergencia, quedando aún pendiente la fase de reconstrucción de viviendas.
La desolación y la incertidumbre reinaba hoy en la población salvadoreña que afronta la tragedia de dos destructivos terremotos en un mes, el último ocurrido ayer y que ha dejado 237 muertos, 1.695 heridos y miles de damnificados, según datos oficiales preliminares.
El nuevo seísmo de 6.1 grados en la escala abierta de Richter ha dejado miles de viviendas destrozadas o dañadas, la mayoría construidas con adobe, en los departamentos de San Vicente, Cuscatlán y La Paz, en la zona central del país, donde se concentran la mayoría de fallecidos y heridos.
Al igual que el terremoto del pasado 13 de enero, que dejó 827 muertos, más de 4.500 heridos y más de un millón de damnificados, el terremoto de ayer se ensañó con la población más pobre del país, ya que poblados enteros dedicados a la agricultura o a pequeños negocios han quedado en ruinas.
Cáritas El Salvador asegura que «satisfacer todas las demandas de ayuda es una tarea que resulta imposible», aunque «la Iglesia sigue esforzándose por llegar a los más desamparados».
«La intensidad de la historia de dolor que vive el país tan sólo es superada por los gestos solidaridad y amor de muchos salvadoreños», aseguran los responsables de Cáritas El Salvador, cuyo lema para la actuación tras el terremoto ha sido «Solidarios en el dolor y unidos en la esperanza».
Como ejemplo, Cáritas El Salvador, cita el caso de los habitantes del cantón Las Minas y el caserío Los Calles, de Chalatenango. Estas comunidades acudieron a Cáritas Chalatenango no para pedir ayuda, sino para ofrecer sus bienes para aliviar el dolor de sus hermanos que han perdido sus viviendas, y pusieron a disposición de los damnificados por el terremoto 30 viviendas y 17 lotes de terreno para cultivar.
Las Cáritas Diocesanas continúan siendo el canal por el que fluyen las diferentes ayudas. Chalatenango fue una de las diócesis menos afectadas por el sismo y su Cáritas Diocesana está ofreciendo apoyo a nueve comunidades fuera de su territorio.
La Cáritas de Santiago de María informa que existen 17.978 familias damnificadas dentro de su territorio, de las cuales ha atendido las necesidades básicas de 4.773. Cáritas de Santa Ana, por su parte, indica la existencia de más de 10.000 familias damnificadas, de las cuales ha atendido 4.654. En San Vicente, Cáritas ha proporcionado auxilio básico a 2.376 familias damnificadas. En la diócesis de San Miguel, el número de familias damnificadas es de 9.185, de las cuales 2.643 están siendo atendidas por la organización.
La Cáritas archidiocesana de San Salvador ha proporcionado ayuda de emergencia a más de 35.000 familias. En Cáritas Zacatecoluca, se registran 34.277 familias afectadas, de las cuales han sido atendidas 7.430. Y la Cáritas de Sonsonate ha informado que, de las 14.289 familias afectadas por el terremoto, está atendiendo a 10.746.
Las acciones de apoyo a los damnificados por la tragedia de El Salvador, que han implicado a los 200 trabajadores y más de 5.000 voluntarios de la organización, han sido posibles gracias a la solidaridad de la red internacional de Cáritas, que ha canalizado más de un millón de dólares hacia Cáritas El Salvador. Cáritas España ha organizado además una colecta popular que hasta la fecha ha recogido unos 7 millones de dólares que serán enviados a la Cáritas local para apoyar su labor de asistencia y reconstrucción.