CIUDAD DE MÉXICO, 25 feb 2001 (ZENIT.org).- Obispos de México han declarado públicamente que esperan que la caravana del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que hoy emprendió su camino hacia la Ciudad de México, sirva para contribuir al establecimiento de la paz en el país.
El «subcomandante» Marcos, como es conocido el líder de la guerrilla zapatiasta, abandonó ayer la Selva Lacandona para encabezar la caravana de 23 comandantes guerrilleros que partió hoy de San Cristóbal de las Casas para dirigirse a la Ciudad de México, adonde debería llegar el 11 de marzo tras recorrer 3.000 kilómetros. En la capital los guerrilleros expondrán ante el Congreso de la nación sus reivindicaciones.
Antes de abandonar La Realidad, «Marcos» entregó sus armas al «mayor Moisés», uno de sus lugartenientes, del EZLN que se quedará «protegiendo» la comunidad, según han informado los mismos zapatistas.
La marcha zapatista no tiene precedentes desde que estalló el conflicto armado el 1 de enero de 1994 en rebelión contra la aplicación del Tratado de Libre Comercio (NAFTA) entre México, Estados Unidos y Canadá. Constituye un paso de fuerte carácter «mediático» con el que los guerrilleros buscan promover su popularidad y, al mismo tiempo, abandonar el camino de la violencia para retomar el del diálogo político.
El fusil no construye la sociedad
La iniciativa, así como las aperturas demostradas a los zapatistas por parte del nuevo presidente mexicano, Vicente Fox, primer mandatario después de más de 70 años que no procede de las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el cargo desde el pasado mes de diciembre, son elementos en los que los obispos mexicanos perciben «que muchos actores protagonistas de la sociedad, se muestran abiertos para llevar a buen término las gestiones reanudadas que conduzcan a la paz».
«Se percibe un ambiente y una mentalidad nuevos, con pasos concretos de apertura y disponibilidad del gobierno», constatan los obispos que conforman la Comisión Episcopal de Indígenas.
«Ojalá que a estos signos correspondan muestras de educación y corresponsabilidad del EZLN –añaden–. Los mexicanos estamos convencidos de que el fusil no construye la sociedad y convivimos cada día dándonos la cara».
El comunicado, que fue publicado ayer, lleva la firma, entre otros, de monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas (Chiapas), de monseñor Felipe Aguirre Franco, arzobispo coadjutor de Acapulco y de monseñor Felipe Padilla Cardona, obispo de Tehuantepec. Ellos y los demás obispos de la Comisión guían diócesis que en su mayoría cuentan con un gran número de indígenas entre sus fieles.
Justicia con los pueblos indígenas
En los últimos acontecimientos, confiesan, «particularmente interesa a la Iglesia como tal, el desarrollo legal y jurídico que establezca un orden más justo para los pueblos indígenas del país, sin olvidar que «una cultura, en la medida en que es realmente vital, no tiene motivos para temer ser dominada»». De igual manera, añaden citando el Mensaje de Juan Pablo II para la Paz de este año, «que ninguna ley podrá mantenerla viva si ha muerto en el alma de un pueblo».
Los prelados piden respeto de la población ante el paso de la caravana por los diferentes Estados de la República que atravesará: «A todos los mexicanos nos interesa y nos preocupa la situación de los indígenas. Dios quiera que en el clima de democracia que vivimos, el paso de la caravana por los estados proceda en paz, respeto y civilidad para el bien auténtico de los pueblos indígenas».
Los obispos piden superar cuestiones anecdóticas o de polémica superficial y animan a ir a lo esencial: «Un fruto posible que todos hemos de buscar, es madurar en el aprecio a la dignidad de lo indígena –explican–. Casi todos los mexicanos, en mayor o menor porcentaje, llevamos sangre indígena, raíz que influye en nuestra idiosincrasia, en nuestra religiosidad y en nuestra identidad nacional».
«Que se suscite el reconocimiento de la dignidad del indígena en cuanto persona e hijo de Dios. Si logramos conocernos mejor, seremos más nosotros mismos», aseguran..
«Sin desconocer ideologías subyacentes, nos parece que las proposiciones del EZLN buscan lo que se llama reforma integral del Estado, para conseguir mayor dignidad justicia y desarrollo para todos.
«La caravana del Ejército Zapatista ha de ayudarnos a tomar conciencia de la importancia de los nuevos tiempos que vivimos, los cuales reclaman la participación de todos para la edificación del México digno, justo y desarrollado que queremos», auspician los obispos de la Comisión para los Indígenas.
«Por esto, al pregón indígena de «nunca más un México sin nosotros», acompañe también el pregonar «nunca más un México sin Cristo, nunca más un México sin el Evangelio, nunca más un México sin la aportación seria y responsable de todos los creyentes», concluyen los prelados pidiendo por este motivo las oraciones de todos.