Entusiasmo en Perú por la inauguración de un nuevo seminario

Entrevista con el obispo de Chosica, monseñor Norberto Strotmann

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LIMA, 18 mayo 2001 (ZENIT.org).-
Han pasado casi cinco años desde que Juan Pablo II creara la diócesis de Chosica, una jurisdicción ubicada al este de la capital del Perú. Con una población de aproximadamente un millón y medio de personas, se puede decir que geográficamente es una de las más grandes diócesis de la Iglesia en el país.

En medio de las preocupaciones que cada día se transforman en un reto para la pastoral los religiosos, fieles, autoridades y su obispo, monseñor Norberto Strotmann, ya tienen todo listo para inaugurar, este 19 de mayo, el Seminario Mayor «San Martín de Porres».

Monseñor Norberto Strotmann, miembro del Consejo Permanente del Episcopado Peruano, nos cuenta cómo y por qué puso una especial atención a la creación de este Seminario.

–Monseñor, por fin llegó el gran día… Cuando llegarán los nuevos seminaristas.

–Strotmann: Ya están viviendo ahí. Llegaron prácticamente cuando los carpinteros aún estaban trabajando, porque el 1 de abril había que comenzar las actividades en el año académico. En la semana de Pascua tuvimos la inauguración del año lectivo con la presencia del nuncio apostólico, monseñor Rino Passigato. Ahora bien, la bendición del seminario será este sábado, 19 de mayo.

Con este motivo, tendremos la visita de monseñor Reinhard Lettmann, obispo de mi natal diócesis de Münster (Alemania), que ha ayudado mucho en la financiación, porque ustedes pueden imaginarse que nos es fácil conseguir dinero para un seminario previsto para setenta personas.

Tenemos lista la vivienda y los servicios, lo que nos falta es la capilla y el centro de estudios, espero que la inauguración sea una razón para que los que nos han ayudado en la primera fase también nos ayuden en la segunda.

Este sábado quiero entregar el seminario a los fieles de la diócesis, y no sólo a los sacerdotes, es verdad que lo hemos conseguido con la ayuda de hermanos obispos, ante todo de Alemania, pero también de España. Hemos puesto la infraestructura, ahora preocuparse por la vida de los seminaristas a partir del 19 de mayo es tarea de todos mis feligreses.

–¿Cuándo nació la iniciativa de crear el Seminario Mayor «San Martín de Porres»?

–Strotmann: Debo decir que en el mismo momento que la Santa Sede me comunicó el nombramiento como primer obispo de está nueva diócesis. La Santa Sede expresó que tenga entre las consideraciones pastorales la situación de los sacerdotes.

Conociendo con el tiempo parroquia por parroquia, me he dado cuenta de que hay una desproporción entre sacerdotes y feligresía. En Chosica hay sólo setenta sacerdotes para un millón y medio de fieles aproximadamente. Esto hace que cada sacerdote tenga más de veinte mil fieles a su cargo. Según la estadística a nivel mundial, el sacerdote en la Iglesia católica normalmente no tiene más de dos mil setecientos feligreses como máximo. A raíz de esto nació la necesidad de crear un Seminario Mayor.

–¿Cuántos seminaristas hay en el nuevo seminario?

–Strotmann: Tenemos 25 en el propedéutico, y 25 seminaristas que están en el primer y segundo año de filosofía.

–¿Cuáles son los objetivos pastorales de su diócesis de?

–Strotmann: Nuestro objetivo es que Cristo esté lo más cerca a todos lo feligreses. Esto quiere decir que en la diócesis de Chosica trabajamos en «stereo» (en forma conjunta). Con el mismo cariño trabajamos en el sector de los laicos como en las vocaciones sacerdotales.

–¿Cuál es la importancia de los laicos en el anuncio del Evangelio?

–Strotmann: El año 1999 hicimos la Gran Misión Popular, como preparación del año Santo 2000. Contamos con la ayuda de más o menos ocho mil laicos en todos lo rincones de nuestra diócesis. Se notaba ese hambre de Dios, del que nos habló el Papa Juan Pablo II las dos veces que estuvo aquí en Lima (1985 y 1988) y aunque pudiéramos triplicar la cantidad de sacerdotes no íbamos a llegar al último rincón sin la ayuda de los laicos.

En nuestra diócesis también se han desarrollado las sectas. Sólo si descentralizamos el anuncio del Evangelio en forma extrema, sólo si nuestra gente, que vive muchas veces en forma precaria y bajo situación de extrema pobreza, puede contar todavía con mujeres que los visitan, rezan el rosario, hacen catequesis y oración, podremos salir adelante.

Sólo si logramos movilizar esta buena voluntad de colaborar de los laicos podremos bloquear todo el movimiento de las sectas.

–Monseñor, la diócesis de Chosica, tiene una gran diversidad de movimientos eclesiales, así como diversas sensibilidades. ¿Ha sido difícil trabajar con todos ellos?

–Strotmann: Hasta en los sacerdotes de esta diócesis hay una amplia gama de posiciones teológicas, desde una teología del Opus Dei hasta gente muy comprometida con la opción preferencial por los pobres. En mi homilía de toma de posesión, les he rogado a los sacerdotes que lo que nos una no sean las convicciones políticas, ni la misma teología o el mismo concepto pastoral que sea el mismo Cristo lo que nos mantenga unidos.

La eclesiología insiste siempre en esto, que en la Eucaristía nace la Iglesia y une a todos, con todas sus diferencias. Después estos años, doy gracias a Dios, y lo digo con conciencia, no como eslogan, que somos un presbiterio unido con todas las diferencias de opiniones.

Para esta Iglesia local vale cada colaborador que trabaja bien para que Cristo esté presente en nuestra feligresía. ¡Bienvenido a bordo de esta barca! Por supuesto, como sabe, como obispo tengo una tarea dentro de la Iglesia, no soy dueño de alguna chacra, y esto lo hago sentir a mis colaboradores, y a los grupos que hay.

En nuestra diócesis, la Catequesis Familiar, el Neocatecumenado, Lumen Dei, o cualquier otro grupo o movimiento, consiguen que halla un núcleo de vivencia de fe con buena formación, con una convicción profunda de lo que necesitamos.

Lo que digo a los movimientos, es que están bienvenidos mientras anuncien a Cristo. Si piden exclusividades para su movimiento la cosa se hace más delicada. En esos casos, les digo: «ustedes hacen un buen trabajo pero como obispo me toca no sólo ver por algunos grupos».

Los párrocos y yo como obispo tenemos preocupación por todos los fieles. Uno de nuestros problemas es que tenemos una feligresía donde la práctica de la fe es algo muy marginal. Lima residencial, tiene una práctica dominical de en los bautizados de entre el 12% y el 15%; en nuestro caso es de entre el 2% y el 3 %. Pero la preocupación del pastor es ir mas allá de los que vienen a misa.

Aquí, en nuestra situación, algo del Evangelio se ha invertido. Cristo dice que el Buen Pastor busca la oveja perdida después de dejar a las 99 ovejas; nosotros tenemos que mirar más allá, es decir, ir hacia las 97 ovejas perdidas.

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ZENIT Staff

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