MOSCU, 3 octubre 2001 (ZENIT.org–Avvenire).- El jeque Ravil Ghainuddin gran muftí de los musulmanes de la Federación Rusa, acaba de convocar una Conferencia internacional bajo el título «El Islam contra el terrorismo» con el objetivo de condenar todo atentado terrorista.
Jurisconsulto musulmán cuyas decisiones tienen rango de ley, Ghainuddin representa a 22 millones de musulmanes que viven sobre todo en dos regiones, la del Volga-Urales y el Cáucaso septentrional, del que también forma parte Chechenia.
De él depende por tanto un número de fieles musulmanes superior al de algunos países como Túnez o Siria.
La Conferencia, cuyas fechas son inminentes pero todavía no se han hecho públicas, ha surgido por sugerencia del presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien se entrevistó con Ghainuddin hace unos días.
«Espero -afirma– que todo el mundo islámico apoye nuestra iniciativa y que tomen parte en ella teólogos respetados y con autoridad, estudiosos de las religiones e expertos en estudios islámicos de varios países».
De este modo, añade, «demostrarán que hay musulmanes en el mundo que desean la paz, que condenan extremismo y terrorismo».
«He recibido ya un mensaje del secretario general de la Liga Islámica Mundial, Abdullah at-Turki, en el que se dice que esta organización condena cualquier forma de extremismo y terrorismo».
Los terroristas que han realizado las masacres de Nueva York y Washington citan el Corán, y aseguran que hacen la «guerra santa» y se consideran a sí mismos «mártires».
El munftí responde: «Tomemos por ejemplo el concepto de mártir –explica el jeque Ghainuddin–. El Corán dice: si existe la amenaza de desaparición de tu religión, un ataque a tu libertad de conciencia, debes defender tu religión. Y, si mueres en esta lucha santa, te conviertes en un mártir, irás al paraíso. Pero la «jihad» es defensa, no ataque, no es terror. Se debe rechazar el mal, no cometerlo».
En Chechenia, el principal líder de la guerrilla, Shamil Basaev, afirma que apoya al régimen talibán y se ha solidarizado con Osama Bin Laden.
«Basaev no es un teólogo musulmán, es un terrorista –responde el gran muftí–. Yo creo que Estados Unidos está analizando muy seriamente la situación y no castigará a inocentes al azar. No creo que los bombardeos provoquen la eliminación de los terroristas y aporten una solución definitiva el problema del terrorismo en el mundo».
«Creo más bien que sucederá lo contrario –advierte–. Si muere Ben Laden, habrá otros diez dispuestos a sustituirlo. Si bombardean las bases de las organizaciones extremistas, surgirán otras en la clandestinidad. Nosotros queremos que haya cada vez menos organizaciones similares en el mundo».
Sobre las declaraciones del primer ministro italiano Silvio Berlusconi, a propósito de la pretendida superioridad de la cultura occidental sobre el Islam, afirma sentirse «consternado».
«Cada pueblo –explica– tiene sus tradiciones, su historia. Y cada pueblo debe respetar a su vecino, a las otras culturas y tradiciones. Alá dice: «Pueblos y tribus, colaborad en el bien y en el temor de Dios pero no os ayudéis, no colaboréis en el mal y en la enemistad»».
El jeque cita también al profeta Mahoma, quien afirmó: «El Altísimo creó a todos los pueblos como flores en el prado. Si destruimos una sola de estas flores, sufrirá todo el prado».
«La civilización islámica, en los siglos IX-XIII, dio a los europeos el concepto de dignidad y libertad, además de descubrimientos científicos –concluye–. Lamentablemente, más tarde, como consecuencia de diversas circunstancias históricas, la civilización islámica entró en crisis».