«Crónica de las ideas. En busca del rumbo perdido». Libro de Jaime Antúnez

Ediciones Encuentro, Madrid, 2001 222 págs.

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ROMA, 14 octubre 2001 (ZENIT.org).- En el último número de revista «Humanitas», publicación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el Vicegrancanciller de dicha Universidad y desde hace un mes obispo auxiliar de la arquidiócesis de Santiago, Monseñor Andrés Arteaga Manieu, comenta el más reciente libro de Jaime Antúnez, ex editor cultural del diario El Mercurio y actual director de esa conocida revista.

Lanzado en Madrid por Ediciones Encuentro, «Crónica de las ideas. En busca del rumbo perdido» constituye una escogida selección de un universo de más de cien entrevistas a las principales figuras culturales de nuestro tiempo –conocidas de primera mano a través de las páginas de «El Mercurio»– que fueron ya publicadas anteriormente en Chile, en tres volúmenes, entre los años 1988 y 1998.

La antología de dieciocho de ellas que ha preparado ahora Ediciones Encuentro para los lectores españoles e hispanoamericanos en general, conforma sin duda un precioso elenco de referencias en el plano del pensamiento contemporáneo. Así por ejemplo las entrevistas con Julián Marías, Leszek Kolakowski, Joseph Ratzinger, Bruno Forte, Robert Spaemann, el Dalai Lama, nombres a los que se agregan otros ya fallecidos: Jean Guitton, Eugenio Ionesco, Octavio Paz, André Frossard, Josef Pieper.

Debido a su interés, resumimos a continuación el comentario escrito por Monseñor Andrés Arteaga:

Las dieciocho entrevistas que componen este libro se agrupan en cuatro capítulos titulados: «Un siglo que termina», «Modernidad quebrada», «Desafíos para un mundo libre» y «Asuntos del alma». El criterio de esta división parece guiado por la consideración de que estos acápites son los más significativos e iluminadores en relación con el tiempo en que vivimos, dando a su vez cuenta ordenada de las temáticas en que se interesan los distintos personajes entrevistados.

Un prólogo del sacerdote y filósofo español Alfonso López Quintás, que alaba el trabajo entrevistador realizado por el autor, nos introduce a estas páginas. Estima que se trata de una labor hecha con destreza, practicando el arte del diálogo y respetando las leyes del encuentro (entre las cuales el respeto mutuo, el espíritu de colaboración y la tolerancia). Según López Quintás, la «entrevista intelectual» se propone dejar al descubierto el núcleo de la tarea investigadora de las grandes figuras del pensamiento. Y el presente libro tiene la virtud de que permite acercar la figura de algunas mentes privilegiadas, que pueden considerarse vigías de la sociedad, de alguna manera «profetas», a nuestra sala de estar. Podemos hasta conversar con ellos, pondera López Quintás, mediante un acercamiento a la vez discreto y profundo a su persona y a sus obras, vislumbrando con claridad algunos de sus «fogonazos que abren horizontes».

Es especialmente interesante en «Crónica de las ideas» la introducción que escribe Antúnez, en la que toma posición frente a estas 18 entrevistas y se distancia de las preguntas y respuestas, intentando una síntesis. La temática primordial, inquietud común a todas las personalidades entrevistadas, es «la cuestión del sentido», tema que le da su nombre al subtítulo: «En busca del rumbo perdido». ¿Dónde apoyarse en un mundo de cambios vertiginosos? ¿Qué hacer frente al inmanentismo y pragmatismo cultural? ¿Cómo salir de la pereza y la tristeza? ¿Es suficiente una vaga y ambigua apertura a lo trascendente? ¿Cómo enfrentar los paradójicos procesos de privatización y de globalización? ¿Qué hacer para recuperar la memoria e impedir la disolución de las identidades? ¿Cómo valorar los cambios y sus efectos en los medios de comunicación y en el arte? Esta serie de cuestionamientos nos está insinuando que se puede encontrar algo más que una “crónica de las ideas” en esta antología de entrevistas.

Es bien cierto que del conjunto de reflexiones se desprende una atmósfera crítica, un cierto aire de pesimismo provocado por certidumbres hoy perdidas. No se observa gran esperanza ante la falta de ideales, la desilusión y perplejidad, especialmente percibida entre las generaciones jóvenes. El abandono de la verdad, el vacío metafísico que provoca soledad y miedo, se constata. Persiste, queda en claro, una moral de superficie, criterios de corte individual, soluciones privatistas, propias del «hombre «light»». El perfil moral que caracteriza a este arquetipo es descrito acertadamente por Antúnez en estos términos: “narcisismo; desconexión de la sociedad; preocupación por sí mismo, por la propia salud, por el cuerpo, por la apariencia; goce prudente y a la vez moderado de la vida; vida centrada en el momento presente, que mira más hacia los lados que hacia adelante o hacia atrás; temor por la vejez, al dolor; angustia por el pensamiento de la muerte; vida y muerte sin amor”.

Pero la percepción de esta realidad suscita, al mismo tiempo, una sana e indispensable discusión sobre los valores, y despierta sin duda una inquietud en torno a ellos. Digamos que un rayo de esperanza se vislumbra en la cuestión de la libertad, ya que, como expresa el autor, es posible y «es preciso recuperar para el siglo que comienza la fecundidad de la verdadera libertad», la relación profunda entre libertad y verdad. «¿Quién no desea iniciar el nuevo milenio con entusiasmo y verdadera esperanza?», se pregunta. Por su parte nos advierte, con razón, que el reconocimiento de las realidades críticas no es una concesión al pesimismo, sino que más bien es una llamada de alerta, una invitación a la reflexión que permita «el redescubrimiento del genuino y clásico fundamento cristiano de nuestra cultura». Evidentemente esto es imposible si, a espaldas de la crítica situación actual, se prefiere seguir el camino de un optimismo ingenuo.

Se trata ciertamente de un libro que hace pensar y provoca el diálogo, proponiendo a su vez tareas futuras.

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ZENIT Staff

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