ROMA, 16 octubre 2001 (ZENIT.org).- La situación es dramática para todos los refugiados afganos pero sobre todo para los más pequeños. UNICEF ha vuelto a lanzar un llamamiento informando que las reservas de alimentos se acabarán en seis semanas. Si no llegan nuevas provisiones cuanto antes, más de cien mil niños morirán de hambre.
Por otra parte, la ONU, en declaraciones de una de sus portavoces, Jean Ziegler, ha constatado que la ayuda que lanza Estados Unidos en Afganistán, está siendo recogida por los milicianos afganos, de manera que «los estadounidenses están alimentando a los talibán».
El Alto Comisario de Naciones Unidas para los Refugiados sigue pidiendo el envío de fondos a la comunidad internacional. La Unión Europea decidió este lunes dar 25 millones de dólares, que era lo que restaba de una suma ya prometida (50 millones de dólares)
El objetivo es que la comunidad internacional comparta los gastos «de esta emergencia con los Estados fronterizos con Afganistán que han hecho ya enormes sacrificios», explica ACNUR.