Misionero fallecido en el terremoto de Managua, en 1972, hacia los altares

Murió tras dejar su lugar en el hospital a un niño herido

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VALENCIA, 18 octubre 2001 (ZENIT.org).- El proceso diocesano de la causa de beatificación del misionero escolapio Bruno Martínez Sacedo, fallecido en el terremoto de Managua de 1972, será clausurado el próximo 3 de noviembre.

La ceremonia de reconocimiento tendrá lugar en la arquidiócesis de origen, Valencia (España), encargada del proceso, según informa la agencia AVAN.

Bruno Martínez, nacido en 1907 en Moscardón (Teruel), entró siendo adolescente en el seminario menor de los escolapios. Tras su ordenación sacerdotal, fue director del colegio de los escolapios de Gandía (Valencia).

Años más tarde, se trasladó a Managua, donde fundó varios colegios escolapios para niños de familias sin recursos.

En uno de ellos, para más de mil alumnos, se encontraba durmiendo la noche en que se produjo el terremoto.

«El y yo nos quedamos dentro del colegio, ya que los demás salieron para pasar la noche en un autobús por miedo a los continuos temblores», relata el religioso escolapio Ramón Barberá, de 84 años, quien vivía en su misma comunidad.

Tras el seísmo, «me desperté sepultado por los escombros y no podía ni gritar porque me había cortado la lengua, mientras que al padre Bruno nadie lo podía encontrar».

Finalmente, los compañeros de los escolapios pudieron rescatar a los gravemente heridos. «Había un puesto médico y cuando le llegó el turno al padre Bruno él mismo se lo ofreció a un niño, a pesar de que sus condiciones de salud eran graves», sigue diciendo su compañero.

Después, los dos religiosos fueron trasladados a un hospital donde el misionero, «momentos antes de morir, comenzó a oficiar una misa por un ex alumno fallecido años antes», recuerda Barberá, quien en ese momento se encontraba en la cama contigua.

«Hizo toda la misa de memoria y hasta una hermosísima homilía», señala. Instantes después murió.

La causa de beatificación de Bruno Martínez se trasladó a Valencia desde su inicio, en 1994, tras la petición formulada por el obispo de Managua, el cardenal Miguel Obando, «por la inestable situación política de Nicaragua y por la relación que existió entre el misionero y la diócesis de Valencia».

Ahora el proceso de beatificación pasará a ser analizado por la Congregación vaticana para las Causas de los Santos.

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ZENIT Staff

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