Gran Bretaña: El Tribunal Supremo niega el derecho a morir a una mujer

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Monseñor Peter Smith considera que se trata de una sentencia justa

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LONDRES, 21 octubre 2001 (ZENIT.org).- El Tribunal Supremo del Reino Unido emitió el 18 de octubre una sentencia por la que niega el derecho a morir a una mujer enferma terminal que había solicitado ser ayudada a morir por su marido.

Diane Pretty, 42 años, madre de dos hijos, que sufre la enfermedad de las neuronas motoras que disminuye progresivamente su capacidad de moverse y comunicarse, llevará el caso directamente a la Cámara de los Lores.

En el primer caso de esta clase en Gran Bretaña, la señora Pretty había desafiado al director de la Fiscalía, David Calvert-Smith, a no emprender ninguna acción contra su marido si la ayudaba a suicidarse.

Sin embargo el panel de tres jueces del Tribunal Supremo, mientras reconocían su tristeza y compasión por este caso, sentenciaron que nadie tiene el derecho de «procurar su propia muerte». Y afirmaron que si el fiscal estuviera de acuerdo en no perseguir a su marido sería como «dar una licencia para cometer un crimen».

El obispo de East Anglia, monseñor Peter Smith, presidente del Departamento de Responsabilidad Cristiana y Ciudadanía de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, ha respaldado la sentencia.

«Nadie puede dejar de conmoverse –reconoció–. La enfermedad de las neuronas motoras es una terrible enfermedad terminal. El tribunal, sin embargo, ha obrado correctamente cumpliendo la ley que prohibe la eutanasia y el suicidio asistido, pues su función es proteger a los débiles y a las personas ancianas especialmente vulnerables. Es correcto aliviar el sufrimiento pero e equivocado matar intencionadamente».

La señora Pretty sufre una parálisis desde el cuello hasta los pies. Según sus abogados, está demasiado discapacitada para quitarse la vida. Ayudar a quitarse la vida a una persona, según la ley británica, implica al máximo 14 años de prisión.

Los médicos diagnosticaron a la mujer la enfermedad de las neuronas motoras en 1999. Actualmente vive con su marido, su hija y su nieta. Su enfermedad se encuentra en estado avanzado. Es alimentada por medio de una sonda.

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ZENIT Staff

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