PEKIN, 25 octubre 2001 (ZENIT.org).- China ha respondido a la petición de perdón de Juan Pablo II por errores del pasado de hijos de la Iglesia en ese país y a su propuesta de «retomar el diálogo», poniendo condiciones muy precisas.
El gobieno de Pekín, según informaron este jueves fuentes gubernamentales podría retomar sus relaciones con Roma a condición de que la Santa Sede rompa sus relaciones con Taiwán y que la religión no sirva de «pretexto» para intervenir en los asuntos interiores chinos.
El portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Sun Yuxi, declaró que China «siempre ha dicho que estaba dispuesta a mejora sus relaciones con el Vaticano». Pero «nosotros tenemos dos principios. Por un lado, el Vaticano debe romper sus relaciones diplomáticas con Taiwán, reconocer el gobierno de la República Popular de China como el único representante legítimo de toda China, y que Taiwán es una parte inalienable del territorio chino».
«En segundo lugar, el Vaticano no puede intervenir en los asuntos internos de China bajo pretexto de cuestiones religiosas», añadió Sun.
Tras la petición de perdón presentada este miércoles por el Papa en un mensaje enviado a los participantes en un Congreso internacional sobre Matteo Ricci (1552-1610), misionero jesuita que llevó el saber occidental de la época a China, el portavoz ha respondido: «no hay ningún cambio en los principios que he mencionado».
«En estos momentos estamos haciendo un examen en profundidad del mensaje de Juan Pablo II», señaló el portavoz, lo que podría indicar que Beijing no ha dado aún una respuesta definitiva a la voluntad de reconciliación expresada por el obispo de Roma.