CIUDAD DEL VATICANO, 26 octubre 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió en la mañana de este viernes una paz «duradera y honrosa» para todos al recibir a seis patriarcas católicos de la Iglesias orientales que han participado en el Sínodo de los obispos que se clausura este 27 de octubre.
Buena parte de estos líderes cristianos procedían de Oriente Medio, lo que le dio la oportunidad al Papa de afrontar la situación por la que atraviesa en estos momentos la Tierra «santificada por la predicación del Redentor».
«Os aseguro que sigo todos los días con íntima participación las vicisitudes en las que están involucradas las poblaciones de la región de Oriente Medio –confesó el sucesor de Pedro– y, en comunión con toda la Iglesia, elevo mi oración diaria para que finalmente pueda surgir la aurora de una paz duradera y honrosa para todos».
La cita tenía una importancia decisiva, pues en ella los líderes cristianos orientales entregaron a Juan Pablo II las propuestas sobre la las formas concretas en que se puede vivir y se vive la relación entre un patriarca y el obispo de Roma. El Papa Wojtyla presentó su petición en una audiencia, en 1998.
Las proposiciones de los patriarcas podrían tener gran importancia para encontrar caminos de solución a la cuestión del ministerio papal que hoy día separa a católicos de ortodoxos.
«Las propuestas que me habéis presentado por escrito –dijo el Papa a los patriarcas– serán objeto de atenta reflexión con el objetivo de aprovechar todo aspecto que pueda contribuir a una más eficaz presencia de la Iglesia en el mundo de hoy».