ROMA, 26 octubre 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II está dispuesto a viajar inmediatamente a China si las autoridades del país lo consideran oportuno y si sirve para normalizar las relaciones, ha afirmado un alto representante Vaticano
«El Papa está listo desde mañana para firmar un acuerdo con China. Basta tan sólo con que China lo desee: los problemas políticos pueden ser resueltos e incluso ya hay soluciones técnicas», añadió el jueves en la noche el arzobispo Giuseppe Pittau, secretario de la Congregación vaticana para la Educación Católica.
Las declaraciones del prelado italiano tuvieron lugar durante la clausura del Congreso de dos días que se celebró en Roma para conmemorar los cuatrocientos años de la llegada a China del misionero jesuita Matteo Ricci, quien llevó al gran imperio la cultura y la ciencia europeas de la época.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China ha puesto dos condiciones al Papa para normalizar relaciones: romper relaciones diplomáticas con Taiwán y no utilizar la religión para meterse en asuntos internos a China (lo que podría implicar el rechazo a que el pontífice nombre a obispos católicos chinos).
Monseñor Pittau, quien es también jesuita y fue misionero durante muchos años en Asia, consideró que el problema no es Taiwán.
Para la solución de los problemas existentes «Juan Pablo II ha pensado ya en soluciones técnicas», incluso para los nombramientos de obispos, aclaró el secretario de la Congregación para la Educación Católica.
Estas soluciones, añadió Pittau, serán propuestas a Pekín apenas se presente la ocasión. «No hay ningún elemento –concluyó– que nos pueda separar».
«Si un hombre de la Curia romana dice eso, no lo dice sólo a título personal», consideró este viernes el ex primer ministro italiano Giulio Andreotti, presidente honorario del Instituto ítalo-chino, en una entrevista al «Corriere della Sera».
Juan Pablo II propuso a China una nueva era de relaciones al pedir perdón por los errores cometidos en el pasado por hijos de la Iglesia en ese país en un mensaje enviado el pasado miércoles a los participantes en el Congreso sobre el padre Ricci, cuyo proceso de beatificación está en curso.
El Papa desea desde hace tiempo viajar a China, único país que, junto a Rusia, le ha cerrado hasta ahora las puertas.
