Ya el 2 de agosto los dos religiosos, Melvyn Pinto y Anuranjan Dung, habían sido asaltados por un grupo de fundamentalistas.
En declaraciones publicadas por «Vidimus Dominum» el padre Pinto explica que las fuerzas del orden «conocen bien a los responsables» del ataque precedente, pues «viven cerca del destacamento de policía».
Un portavoz de la policía ha informado que no pueden garantizar la seguridad de los dos misioneros, a pesar de que su labor consiste en buena parte en llevar medicamentos a las aldeas pobres de la zona.
La hostilidad de los hindúes está motivada por la acusación de proselitismo dirigida contra la Iglesia católica.
Por ese motivo, en agosto del año pasado fue secuestrada una religiosa carmelita, y en 1999 un misionero protestante australiano fue asesinado junto a dos de sus hijos.
El arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar, monseñor Raphael Cheenath, ha pedido a los misioneros que no salgan de noche y «no visiten ciertas aldeas durante un tiempo para evitar asaltos».