ROMA, 28 febrero 2002 (ZENIT.org).- En el día que se inauguró la «Convención» que debería trazar el futuro de la Unión Europea, uno de sus vicepresidentes ha dejado claro que este foro no podrá hacer referencia explícita a los valores cristianos.
En una entrevista concedida este jueves al diario Avvenire, Jean-Luc Deahene, vicepresidente de la «Convención», ex primer ministro belga, recuerda que el intento de recordar la herencia religiosa europea creó problemas en la redacción de la Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea.
Al elaborar ese texto, publicado en octubre de 2000, el gobierno francés desechó toda mención a valores religiosos, aunque fuera de manera genérica, por considerar que se trataba de una violación del principio francés de separación Iglesia-Estado.
El pasado 10 de enero, Juan Pablo II denunció en su discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede el que no se tuviera en cuenta explícitamente a las comunidades de creyentes en el «Foro de la sociedad civil» de la Convención.
Deahene explica ahora que, según él, la experiencia de la redacción de la Carta (las críticas del presidente Jacques Chirac y del primer ministro Lionel Jospin) aconseja no tocar en la Convención el tema de los valores religiosos.
«Está claro de todos modos que los valores originados por la cristiandad se han hecho universales y están en la base de la sociedad europea», aclara.
La opinión del vicepresidente Dehaene, quien ha hecho su carrera política en el Partido social-cristiano flamenco, es particularmente importante. A él le corresponde organizar los trabajos del llamado «Foro de la sociedad civil», una red que debería permitir la participación de todos los ciudadanos en el debate de la Convención.
La Convención europea durará un año y la reforma final la definirá, en 2004, una Conferencia Intergubernamental (CIG), es decir, los Gobiernos de la UE, que deberán basarse en las propuestas que les presente esta Convención de 105 miembros.
La Convención fue inaugurada en la tarde del jueves en Bruselas en una sesión solemne presidida por el primer ministro español, José María Aznar, que preside este semestre el Consejo Europeo.
El presidente de la Convención es el ex presidente francés Valéry Ciscard d´Estaing, histórico exponente del centro francés.
La reforma --según han explicado a Zenit fuentes de la Comisión Europea en Bruselas-- es necesaria porque la UE quiere definir su papel en el mundo, acercarse a los ciudadanos y, a la vez, ser eficaz cuando entren otros 10 nuevos socios en 2004.
Romano Prodi, presidente de la Comisión Europa, ha advertido a los gobiernos de los Quince que nadie podrá controlar los debates de la Convención, que está «fuera de todo pronóstico», y ha invitado a todos a «divertirse» con la iniciativa, ya que se trata de un debate «totalmente original».
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Feb 28, 2002 00:00