Para alcanzar este objetivo el episcopado dispone de seis millones de euros por año recogidos por diferentes fondos caritativos, reveló el cardenal Karl Lehman el 21 de febrero pasado, al finalizar el encuentro de los obispos de primavera en Stuttgart.

Este apoyo económico se entregará a aquellas mujeres que después de haberse presentado a un centro de consulta sobre el aborto opten por guardar el bebé que llevan en su seno.

Los obispos católicos decidieron en el año 2000, en respuesta a una petición de Juan Pablo II en 1999, que las instituciones católicas salgan del sistema de consultorios previstos por la ley a los que deben acudir las mujeres que quieren abortar.

Según este sistema, en caso de que la mujer mantenga su decisión de deshacerse del hijo, los consultorios están obligados a emitir un certificado que permite el aborto despenalizado, convirtiéndose de este modo en cómplices implícitos del mismo.