MURCIA, 24 febrero 2002 (ZENIT.org).- El encargado de la acción caritativa y asistencial de la Iglesia católica concluyó este domingo un congreso internacional afirmando que el «el voluntariado cristiano nace de la experiencia de amor de Cristo».

Concluía así el congreso internacional «Caridad y voluntariado para el tercer milenio», organizado por la Universidad Católica San Antonio en Murcia en colaboración con el Consejo Pontificio «Cor Unum».

En esta cumbre internacional del voluntariado participaron en las diferentes sesiones unas seis mil personas entre congresistas, voluntarios y representantes de organizaciones no gubernamentales confesionales y no confesionales.

Antes de que el arzobispo Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum» clausurara el encuentro presidiendo la eucaristía, en la mañana de este domingo, habían ofrecido su testimonio representantes de asociaciones de ayuda de todo el mundo.

En la rueda de testimonios participaron voluntarios de la Universidad de Monterrey (México), la Sociedad de Beneficiencia de Señoras y la Fundación del Hombre Doliente de Guayaquil (Ecuador), Cáritas Líbano, el Grupo de Rehabilitación de Toxicómanos de Colón (Panamá).

Otros de los representantes de los voluntarios que tomaron la palabra provenían de la Pontificia Universidad Católica de Lima (Perú), de la Hospitalidad de Lourdes de Murcia, de la Sociedad de San Vicente de Paul, del Voluntariado Anti-sida y la Fundación Internacional O’Belen.

Posteriormente, durante la homilía, monseñor Cordes recordó que la identidad del voluntariado cristiano nace de la experiencia de la transfiguración de Jesús, «que baja del Tabor para entrar en las profundidades de la vida cotidiana», a imitación del amor de Cristo sufriente.

Cordes, en declaraciones a la prensa en el marco del Congreso, explicó que «la credibilidad de la Iglesia depende mucho de la acción caritativa y de la acción de amor de los cristianos».

El arzobispo alemán insistió en la necesidad de que los voluntarios «proclamen creíblemente el Evangelio».

«Hay una gran tendencia en las asociaciones humanitarias a la secularización, por lo que estamos tratando de encaminarlas y orientarlas hacia las raíces del cristianismo», reveló el presidente de «Cor Unum».

Constató que «últimamente se está dando una cierta moda de ayudar, incluso por parte de empresas lucrativas que se han dado cuenta de su rentabilidad y de que pueden hacer dinero con esto».

En este sentido, monseñor Cordes consideró que «la gente quiere dar el dinero a quienes se definen, y el cristianismo ha de mostrar su identidad en las grandes agencias de ayuda para ser reconocible y al mismo tiempo diferenciado».

Los participantes en la cumbre del voluntariado por invitación del obispo de Cartagena, monseñor Manuel Ureña, elevaron una especial oración por Argentina, en el domingo en que la Iglesia en España lanzó una campaña de ayuda a ese país hermano en crisis.