LONDRES, 11 febrero 2002 (ZENIT.org).- Un ex gángster del East End de Londres se ha convertido en la punta de lanza del empeño de la Iglesia católica por revivir la fe entre los jóvenes en Gran Bretaña e Irlanda y advertir de los peligros de las drogas.
Hoy, con 37 años, John Pridmore lleva un rosario y una Biblia en mano; hace algunos años no iba ninguna parte sin un machete y una lata de amoníaco.
Hijo de un policía, Pridmore creció en el este de Londres. Su vida comenzó a descarrilar cuando sus padres se divorciaron. Pasó parte de su adolescencia en una prisión juvenil. Luego se dedicó a ser guardaespaldas en conciertos para estrellas como Michael Jackson, Simply Red y Whitney
Houston.
Enseguida se metió en el mundo de la droga, con un Mercedes último modelo (matrícula personalizada) y prostitutas a todas las horas.
Una noche, en 1991, mientras trabajaba como gorila en un club popular del centro de Londres, se lanzó contra un hombre y casi lo mató de un puñetazo. A partir de entonces cambiaría la vida de Pridmore.
Hoy forma parte de «Youth 2000», el movimiento internacional católico, que fue señalado el año pasado por el cardenal Murphy-O´Connor como un signo de esperanza para la Iglesia.
Pridmore emplea su tiempo en dirigir retiros en la escuelas y en centros parroquiales y afirma haber hablado a más de 100.000 jóvenes. Su mensaje es que Dios puede cambiar las vidas y que la droga sólo conduce a la destrucción.
Su historia se cuenta en el libro «From Gangland to Promised Land» («De Gansterlandia a la Tierra Prometida»), de John Pridmore y Greg Watts, publicado este lunes por Darton, Longman & Todd.