Grupos eclesiales, protagonistas de la pacificiación en el País Vasco

Habla Pedro Luis Arias Ergueta, portavoz de Gesto por la Paz

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MADRID, 10 febrero 2002 (ZENIT.org).- Los grupos eclesiales han tenido un papel de protagonismo en el movimiento de pacificación que hoy día experimenta el País Vasco, confirma en esta entrevista el portavoz de Gesto por la Paz.

Ya en los inicios de esta coordinadora de actividades pacifistas, surgida hace quince años, la aportación de organizaciones eclesiales fue decisiva, explica Pedro Luis Arias, ex vicerrector en la Universidad del País Vaco y miembro del Consejo Diocesano de Laicos de Bilbao.

Publicamos a continuación la entrevista que ha concedido a la última edición de «Iglesia en Camino», semanario de la archidiócesis de Mérida-Badajoz.

–En los 15 años de vida de Gesto por la Paz, habrán tenido que buscar muchos equilibrios y aguantar muchos insultos en las conocidas «contramanifestaciones».

–Pedro Luis Arias: Yo creo que en estos 15 años uno de los elementos fundamentales ha sido mantener la vocación de ser por una parte una organización muy activa, militante a favor de la paz y denunciando esa estrategia violenta con pretendidos fines políticos que asesina, que secuestra, que mantiene en estos momentos a muchas personas amenazadas, pero sin perder nunca las señas de identidad pacifistas. Junto a ello una preocupación muy importante desde el principio ha sido acercarnos a las víctimas de esa violencia, ser capaces de hacerles llegar la solidaridad de la inmensa mayoría de la sociedad porque yo creo que hace 15 años muchas de esas personas afectadas por la violencia pudieron tener la sensación de que la sociedad vasca no reaccionaba, incluso que justificaba la violencia.

–Seguro que hace más de 15 años que la gente se planteaba todo esto, pero entre el disenso y el enfrentamiento a los criminales, hay un salto cualitativo.

–Pedro Luis Arias: Ciertamente. Hubo intentos anteriores a Gesto por la Paz en los que algún grupo de personas comenzaron a realizar manifestación pública para decir en la calle que la violencia no tenía ninguna justificación, ni ética ni política, pero fue en 1986 cuando seis de estos grupos decidieron establecer una coordinación inicial y es cuando surge nuestra organización. Después se fueron sumando grupos y en este momento la coordinadora tiene 135 grupos que funcionan en barrios de grandes ciudades y en pueblos pequeños. También hay grupos que funcionan en centros educativos y en facultades o escuelas universitarias.

–¿Cómo nació Gesto por la Paz?

–Pedro Luis Arias: Hubo una serie de iniciativas previas que cristalizaron en esos seis primeros grupos. En esa génesis hay una presencia muy importante de personas pertenecientes a la Iglesia. En concreto uno de los grupos comenzó en la universidad de Deusto, otro grupo de los fundadores funciona en el colegio que los escolapios tienen en Bilbao…Es importante la labor de cristianos comprometidos con la causa de la paz y la defensa de la vida y la libertad. Hubo también gente no perteneciente al mundo eclesial y Gesto por la paz, entre otras cosas, también ha sido un espacio compartido de trabajo para la militancia de creyentes y no creyentes.

–Debe ser duro salir de clase y ver que te han destrozado el coche, como le pasó a usted, o tener que avisar a la policía cuando uno quiera salir de casa.

–Pedro Luis Arias: Sí. En este momento lo que caracteriza quizás de forma más nítida a la violencia terrorista en el País vasco son esos miles de ciudadanos que viven bajo la amenaza de ETA y de su entorno. Profesiones enteras, la judicatura, la policía, una pléyade de periodistas, profesores universitarios etc. están sometidos a la estrategia de persecución terrorista, de manera que tienen que llevar escolta o mirar debajo del coche todas las mañanas, no repetir recorridos o no poder salir a la calle con sus hijos. Esto hay que denunciarlo y supone un déficit democrático muy importante. Pensemos que uno de los colectivos más afectados son los miembros de partidos políticos, concejales y se acercan las elecciones municipales del 2003, de manera que puede haber partidos que tengan graves problemas para configurar sus listas electorales en determinados lugares.

–Se han hecho muchas críticas a determinados posicionamientos de algunos obispos como Monseñor Setién. Acaba de salir un libro que lleva por título «La Iglesia frente al terrorismo de ETA». ¿Eso deja muchas cosas claras?

–Pedro Luis Arias: Yo creo que donde la Iglesia o algunas personas significativas de la Iglesia han podido generar incomodidad no ha sido en esos pronunciamientos sobre la violencia, que han sido meridianamente claros en contra del terrorismo, sino en que la Iglesia vasca tiene ciertas peculiaridades. Una parte importante de ella está identificada con la ideología nacionalista y quizá ha habido momentos en los que no se ha tenido la habilidad a la hora de enfrentarse con el mensaje que lanza a la sociedad, incluso a través de los medios, de distinguir entre cuando se están defendiendo derechos humanos fundamentales, como pueden ser el de la vida o la libertad y cuando se está haciendo otro tipo de afirmaciones que pueden ser legítimas pero que en cualquier caso no tienen la misma categoría, pues en unos casos hablamos de principios éticos irrenunciables y en otros de cuestiones que son debatibles. Quizá cuando no se ha sabido separar suficientemente ambos ámbitos es cuando se ha generado esa posibilidad de que luego se polemice. Por otro lado en algunos medios se ha polemizado arbitrariamente.

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ZENIT Staff

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