Los gobiernos ante la familia: respuestas contrapuestas

España e Inglaterra entre los últimos de la clase

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NUEVA YORK, 23 de marzo de 2002 (ZENIT.org).- Noticias recientes sobre la familia muestran tendencias contrapuestas. El mes pasado, la administración Bush anunció planes de promoción del matrimonio como parte de su programa de bienestar.

Wade F. Horn, secretario para niños y familias del Departamento de Salud y Servicios Sociales, reveló que el gobierno federal ha elaborado un plan para promover el matrimonio entre las personas de bajos ingresos.

El programa está respaldado por una financiación adicional de 300 millones de dólares. La propuesta del presidente George W. Bush será discutida por el Congreso como parte de la revisión de la legislación de 1996 que introdujo cambios de envergadura en los programas federales de bienestar, informó el New York Times el 19 de febrero.

Los fondos adicionales se destinarán a programas que ofrecen educación en la importancia del matrimonio o asesoría para preparar el matrimonio. Uno de los fines de las reformas de 1996 era la promoción de las familias y el matrimonio. Desde entonces, se han dado resultados positivos, por ejemplo una disminución de embarazos en mujeres jóvenes solas.

Horn manifestó que su principal preocupación al promover el matrimonio es asegurar el bienestar de los hijos. “Los estudios empíricos son suficientemente claros al afirmar que, en términos generales, los niños que crecen en hogares estables, sanos, con los dos padres casados, les va mejor que los niños que crecen en otra clase de ambiente”, indicaba.

No a todos les ha caído bien la propuesta. Algunos críticos cuestionan la idea de que el gobierno se ponga a promover el matrimonio. Pero como observa Amitai Etzioni, la idea de un asesoramiento prematrimonial no es nueva.

El profesor de la Universidad George Washington y promotor del comunitarismo, en la edición del 1 de marzo del Christian Science Monitor, indicaba: “La Iglesia católica ha animado desde hace tiempo a las parejas que tienen pensado casarse a asistir a una serie de sesiones en las que hablan con un sacerdote sobre los temas más importantes que afrontarán después de casarse”.

Etzioni explica que en algunas ciudades los sacerdotes han firmado “un plan de matrimonio en comunidad”, que exige la preparación prematrimonial para las parejas. En consecuencia, el porcentaje de divorcios ha caído sustancialmente –en una ciudad en un 22%– entre 1991 y 1997.

Que los gobiernos tengan un interés legítimo en promover el matrimonio encuentra su respaldo en las conclusiones de un informe de investigación publicado en Estados Unidos coincidiendo con el día de San Valentín. El informe “Por qué importa el Matrimonio: 21 Conclusiones de las Ciencias Sociales”, constató que las comunidades en las que los matrimonios con éxito son comunes tienen más salidas para los niños, varones o mujeres, que aquellas donde son elevados los divorcios, informaba el Washington Times el 14 de febrero.

El estudio fue realizado por 13 eruditos de tres organizaciones: la Coalition for Marriage, Family and Couples Education; el Institute for American Values; y el Center of the American Experiment.

Concluye: la cohabitación no es algo equivalente al matrimonio; el matrimonio se asocia con índices menores de alcohol y abuso de drogas; las madres casadas tienen índices más bajos de depresión que las madres solas o las madres en situación de cohabitación; las madres casadas corren menor riesgo de sufrir violencia doméstica que las mujeres solas.

Problemas en España y en Gran Bretaña
Sin embargo, la idea de que los gobiernos hacen bien al promover el matrimonio no parece haber penetrado en dos países, donde las familias necesitan ayuda, España y Gran Bretaña. El diario El País de Madrid, el 10 de marzo, señalaba que los datos para 1999, recientemente publicados por las autoridades españolas, muestran que el 16,3% de los niños han nacido fuera del matrimonio.

Aunque esta cifra es más baja que el promedio de la Unión Europea en un 27,2%, las situación está empeorando rápidamente.

En 1990, las madres solteras contaban con el 9,6% de los nacimientos. En los cinco años siguientes, este número se elevó ligeramente, hasta un 11,1%. Pero en 1999 la cifra saltó hasta alcanzar el 16,3%. Aunque España está todavía lejos de alcanzar los niveles de hijos ilegítimos de países como Suecia (55,3%), o Dinamarca (44,9%), ha superado a países como Italia (9,2%) o Grecia (3,9%).

Un estudio reciente del centro de estadística de la Unión Europea, Eurostat, mostraba que España es el país de la Unión Europea que menos ayuda ofrece a la familia. No sólo el gasto en protección social es más bajo en España que en muchos otros países de la Unión Europea, sino que la parte dedicada a las familias está claramente por debajo de la media. Según una nota de prensa de Eurostat del 25 de enero, los datos de 1999 muestran que las naciones de la Unión Europea dedican a las familias y a los hijos una media de un 8,5% de su gasto social. España dedica el 2,1%.

El pasado diciembre, los obispos españoles pidieron que el gobierno defendiera a la familia. En una declaración publicada por la Conferencia Episcopal para conmemorar el día de la familia, celebrado el 30 de diciembre, los prelados hacían notar los serios problemas que afronta la familia. Según el diario de Madrid ABC del 29 de diciembre, el documento deplora el aumento de divorcios, las uniones de hecho y otras intentos para debilitar la familia, como la legalización de uniones homosexuales.

En Gran Bretaña, la situación es incluso peor. La ruptura de la familia está conduciendo a que los hijos carezcan de hogar, al abuso de drogas, a la negligencia en el cuidado de los bebés y de los hijos, y a la difusión de la delincuencia. Ésta es la conclusión de un estudio publicado por el Center for Policy Studies el mes pasado.

“Corazones Rotos: el Declive de la Familia y sus consecuencias para la sociedad” presenta estadísticas dramáticas. El número de matrimonios ha caído en un 40% en los últimos 30 años. Y Gran Bretaña es la capital del divorcio en Europa, con un índice de divorcios del 2,7 por cada mil matrimonios (datos de 1998), comparados con el promedio europeo de 1,8. Un cuarto de todos los niños del Reino Unidos están viviendo actualmente en familias con un solo padre.

El número de niños nacidos fuera del matrimonio alcanzó el 39% en 1999, muy por encima del 6,3% de 1961. De hecho, en el 2000, se han concebido más niños fuera del matrimonio que dentro de él, pero un tercio de estas concepciones han acabado en aborto.

Las rupturas matrimoniales han llevado a que el 23% de los niños viva en familias que reciben asistencia social en 1999, comparado con el 7% en 1979, y a un aumento de la proporción de los niños que viven en la pobreza, el 35% en 1999, por encima del 10% de dos décadas antes.

Al mismo tiempo que la familia y el matrimonio se deterioraban, muchos indicadores sociales mostraban tendencias negativas. Jill Kirby, autor del estudio “Corazones Rotos”, observaba que no es fácil probar una relación directa de causa y efecto, pero muchos estudios han demostrado los problemas que sufren los niños que crecen fuera de una familia estable con los dos padres

Los datos negativos comienzan con el índice de mortalidad de los bebés, un 5,8 por mil en el Reino Unido, el segundo más alto de Europa, sobrepasado sólo por Grecia con un 5,9. Se ha doblado la tasa de suicidio en los últimos 30 años, entre los jóvenes de entre 15 y 24 años. La delincuencia juvenil está también experimentando una curva ascendente.

Kirby acusa al actual gobierno laborista y al partido conservador, en el poder desde 1979 a 1997, de haber fracasado en el apoyo a la familia. Los artículos publicados en el Telegraph respaldan esta postura. La semana pasada, el periódico de Londres, citan
do documentos relacionados, afirmaba, “los ministros del gobierno no hablarán públicamente a favor del matrimonio debido a las grietas existentes en el gabinete sobre política familiar”.

Al día siguiente, el Telegraph informaba que el Gobierno había negado la financiación de grupos favorables al matrimonio para la celebración de la Semana Nacional del Matrimonio, mientras que se ha extendido la ayuda a las organizaciones que promueven relaciones fuera del matrimonio, incluyendo las homosexuales.

Lejos de ser una preocupación exclusivamente “católica”, el buen estado de la familia es un elemento vital para el bienestar de toda sociedad. A algunos gobiernos les cuesta más tiempo que a otros el reconocerlo.

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ZENIT Staff

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