La auténtica fuerza del hombre es la fidelidad a la verdad, asegura el Papa

Preside la misa del Domingo de Ramos junto a miles de jóvenes

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CIUDAD DEL VATICANO, 24 marzo 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II aseguró a los jóvenes este Domingo de Ramos que la verdadera fuerza del hombre es la fidelidad a la verdad y dio cita a los chicos y chicas del mundo para las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) de finales de julio en Toronto.

El pontífice bendijo los ramos y pronunció la homilía de la misa que conmemoraba la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Sin embargo, dejó que su obispo vicario para la diócesis de Roma, el cardenal Camillo Ruini, celebrara la eucaristía.

Sus médicos lograron convencer a duras penas al Papa a que renunciara a presidir la parte más cansada de la celebración para que no sufriera su rodilla derecha, que padece de dolores de artrosis desde finales de febrero.

Desde el atrio de la Basílica vaticana, el obispo de Roma siguió la liturgia eucarística casi siempre de rodillas. El sol resplandecía en la plaza de San Pedro, pero un viento penetrante azotó con fuerza al Papa y a los peregrinos presentes.

Era la Jornada de la Juventud de la diócesis de Roma, y la presencia de jóvenes era evidente. La procesión de los ramos estaba compuesta por muchachos y muchachas procedentes de Canadá, Italia, Francia, Alemania, Croacia, España y otros países.

Voces jóvenes también leyeron la oración de los fieles en polaco, árabe, francés, filipino, portugués y alemán.

Durante la homilía, el papa les interpeló: «Aquel al que habéis escogido como Maestro no es un mercante de ilusiones, no es un poderoso de este mundo, ni un astuto y hábil pensador. Vosotros sabéis a quién habéis decidido seguir: ¡es el Crucificado resucitado! Cristo muerto por vosotros, Cristo resucitado por vosotros».

«Y yo os aseguro que no quedaréis decepcionados», añadió el pontífice.

«La verdadera fuerza del hombre se ve en la fidelidad con la que es capaz de dar testimonio de la verdad, resistiendo a los halagos y amenazas, a las incomprensiones y a los chantajes, e incluso a la persecución dura y despiadada», afirmó el Papa Wojtyla.

«Sólo si estáis dispuestos a hacerlo, os convertiréis en lo que Jesús se espera de vosotros, es decir, «sal de la tierra» y «luz del mundo»», lema de las JMJ que se celebrarán del 23 al 28 de julio en Toronto.

«¡Queridos jóvenes, no perdáis vuestro sabor de cristianos, el sabor del Evangelio!», concluyó el Papa alzando la voz. «Mantenedlo vivo, meditando constantemente en el misterio pascual: Que la cruz se vuestra escuela de sabiduría».

Al final de la misa, el Papa volvió a tomar la palabra para introducir la oración mariana del «Angelus» y dar cita en Toronto a los jóvenes del mundo en italiano, francés, inglés, alemán, español, portugués y polaco.

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ZENIT Staff

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