CIUDAD DEL VATICANO, 29 marzo 2002 (ZENIT.org).- La foto de un tanque llamaba la atención en la portada de la edición italiana de «L´Osservatore Romano» de esta Sábado Santo, acompañada por título: «El silencio interior de los Días Santos lacerado por el fragor de las armas».
«La tierra en que la pasión, la muerte y la resurrección de Cristo reconciliaron la humanidad con Dios y restituyeron la dimensión de la auténtica paz –afirmaba el diario oficioso–, es hoy golpeada ferozmente por los instrumentos que el odio ha proporcionado a la violencia».
La foto del tanque israelí estaba tomada frente al cuartel general del presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, que este Viernes Santo fue atacada, después de que el primer ministro Ariel Sharon le declarara oficialmente un «enemigo».
El diario oficioso informaba después sobre la irrupción violenta de militares en la mañana del viernes en la residencia y en las oficinas del líder de la Autoridad Palestina.
Por esas mismas horas, una palestina suicida detonó una bomba en un supermercado de un barrio de Jerusalén, matando a dos israelíes e hiriendo a otros veinte, según informaron la policía y fuentes médicas.
El miércoles pasado, en un albergo de Netanya, en el Norte de Tel Aviv, murieron 21 personas y otras 124 quedaron heridas. Recordando éstos y otros atentados reivindicados por organizaciones palestinas, Sharon justificó la represalia afirmando: «Ningún otro país en el mundo habría podido tolerar una serie de atentados de este tipo».
Las operaciones militares israelíes son las mas intensas en dieciocho meses de levantamiento palestino contra la ocupación israelí y la mayor amenaza al poder de Arafat desde su regreso a Cisjordania del exilio en 1994.