GINEBRA, 3 junio 2002 (ZENIT.org).- La vida humana es la primera derrotada en el referéndum sobre el aborto en el que participaron este domingo los ciudadanos suizos, afirma el episcopado helvético.
En un comunicado distribuido poco después de hacerse públicos los resultados, la (Conferencia Episcopal Suiza) afirma que esta ley abre las puertas a nuevos atentados contra la vida humana.
Según los resultados definitivos ofrecidos por la agencia de prensa suiza ATS, el 72,16% de los electores han aprobado la despenalización del aborto en las doce primeras semanas de embarazo, a condición de que la mujer atestigüe por escrito su condición de grave necesidad. La propuesta contaba con el apoyo del Gobierno.
El 81,72% de los electores rechazó otra iniciativa paralela «a favor de la madre del niño, de la protección del nascituro, y de la ayuda a la madre en dificultad». La propuesta pretendía frenar la liberalización del aborto y estaba promovida por las asociaciones «Ayuda suiza para la madre y el niño» y «Sí a la vida». Preveía permitir el aborto sólo en caso de peligro «inminente» de vida de la madre.
La participación de los ciudadanos en las dos consultas fue bajísima, el 41,7%, aunque el porcentaje es frecuente en este tipo de referendos. En Suiza se realizan una media de 12 mil abortos al año.
«El hecho de poder suprimir impunemente la vida humana que está por nacer durante las dos primeras semanas de embarazo abre la puerta a nuevos atentados al respeto de la vida, tanto en sus inicios (aborto hasta el nacimiento, eliminación de fetos con discapacidades, etc.) como en su fin (eutanasia)», afirman los prelados en su comunicado.
Los obispos se dirigen a la conciencia de cada ciudadano para recordar que «No todo lo que está permitido por la ley es moralmente admisible».
«Es necesario recordar que para la Iglesia católica el aborto representa un atentado fundamental al mandamiento de Dios: «¡No matarás!». Toda vida es un don de Dios», afirman con contudencia.
Los obispos explican que no buscan «culpabilizar a los cristianos, hombres y mujeres, sino de ponerles ante sus responsabilidades».
«Decir esto en nuestra sociedad secularizada puede ser mal comprendido o totalmente incomprendido; pero queda claro que valores fundamentales como el respeto de la vida humana –valores presentes en todas las religiones– no pueden cambiar según sopla el viento. La Iglesia seguirá comprometiéndose a favor de la promoción y de la protección de esos valores».
Por último, los obispos recuerdan que para defender la vida no basta con imponer la prohibición del aborto.
«Es necesario que nuestra sociedad clame alto y fuerte que desea –a pesar de la señal contraria dada por este referéndum– reducir al máximo el número de abortos, que adopte urgentemente los medios que le permitan la realización de sus nobles deseos».
«Hay que encontrar nuevos medios para ofrecer la ayuda necesaria a las mujeres en dificultad y de apoyar efectivamente a las familias», dicen, dirigiéndose en primer lugar al Gobierno y al Parlamento.
Según los datos oficiales suizos del año 2000, el 44,1% de los suizos era católico, el 36,6% protestante, el 11,7% sin religión, y el 2,3% musulmán.