BUJUMBURA, 5 junio 2002 (ZENIT.org).- En medio de los conflictos interétnicos que ensangrientan Burundi, el pasado 26 de mayo, fue bendecida, como un nuevo signo de paz, la Iglesia del Peregrino en Bujumbura.
La misa, en la que participaron diez mil peregrinos, fue concelebrada por tres obispos y sesenta
sacerdotes. El templo fue consagrado en honor a la Santísima Trinidad.
La guerra en Bururundi, de fuerte carácter étnico entre hutus y tutsis, estalló en octubre de 1993, cuando un destacamento de paracaidistas tutsis asesinó al primer presidente del país de África central elegido democráticamente, de etnia hutu. La guerra ha acabado con la vida de más de 200 mil personas, en su mayoría civiles.
Los combates persisten a pesar de que en noviembre pasado el presidente Pierre Buyoya, diecisiete partidos, y la Asamblea Nacional firmaran un importante acuerdo, que dio lugar a un Gobierno transitorio.
El obispo Evariste Ngoyagoye, de Bujumbura, tuvo a su cargo la consagración de la iglesia, y el nuncio apostólico, el arzobispo Michel Courteney, leyó un mensaje de Juan Pablo II en el que exhortaba a la reconciliación y la paz en el país, todavía desgarrado por la guerra civil.
Estuvo presente el obispo Joseph Nduhirubusa, de Ruyigy, que había sido secuestrado hace poco por los rebeldes, dando a la ceremonia de 4 horas de duración, un toque sumamente emotivo.
También participaron en la festividad altos representantes de la escena política, entre ellos la esposa del presidente, Sophie Buyoya. Así mismo asistieron miles de refugiados que desde enero se encuentran viviendo en los límites de la ciudad, a la espera de poder regresar a los cerros. Este importante grupo formó uno de los cuatro coros que, unidos, contribuyeron a hacer de la ceremonia una fiesta de alegría y vida.
El lema del día fue «Ustedes son el templo de Dios» (1Cor3,16). La Iglesia del Peregrino abierta, con 3000 lugares para fieles sentados y un anfiteatro anexo, permitió experimentar la unidad en medio de una gran diversidad, lo que también fue evidente a través de los vívidos colores de la ropa y de las sombrillas.
«Esta es una excepcional celebración de Pentecostés», comentaba un director de escuela. Un niño refugiado hizo la petición por la paz. Ese anhelo fue expresado también en una oración a Nuestra Señora al final de la ceremonia.
La Iglesia del Peregrino surge en el centro de Schoenstatt Monte Sión Gijungu, que desde su bendición, en 1994, se ha ido convirtiendo en un importante centro de peregrinación.
En el mes de mayo se cumplieron 40 años de la llegada y establecimiento de las tres primeras Hermanas de María (Schoenstatt) a Mutumba, 30 kilómetros al sur de la capital de Burundi. Los cuatro Padres de Schoenstatt, que trabajan en el centro en profunda unión con las hermanas, pertenecen a la región suiza. Han surgido once vocaciones religiosas en Burundi que se encuentran en la etapa de formación.
El arquitecto del original templo es Edmond Remondino, un suizo con más de 20 años de residencia en el país. Los medios para la realización de este gran proyecto provienen especialmente de donaciones llegadas desde Europa, aunque también los católicos de Burundi han ofrecido su contribución.
Para más información: http://www.schoenstatt.de.