Los dos monjes murieron a la entrada de la iglesia a consecuencia de los disparos de un desequilibrado. El miércoles pasado la iglesia del convento fue consagrada nuevamente. Hoy se celebraron los funerales por los religiosos, de 68 y 75 años.

La comunidad está viviendo estos días en espíritu de «perdón», explica el abad Gregory Polan al servicio de información de las comunidades religiosas Vidimus Dominum: «un aspecto clave, aunque no fácil, pero es un signo característico de nuestra comunidad. Acogemos a la gente con espíritu de hospitalidad. Y el concepto de perdón es fuerte».

«Cuando vemos una persona que ha experimentado problemas serios desde el punto de vista mental, emotivo y espiritual, sabemos que tenemos que encontrar el modo de abrirle nuestros corazones ya que en cierta manera puede considerarse como no responsable de sus actos», añade el abad.