El cardenal de México pide ayuda para los damnificados del huracán «Isidoro»

CIUDAD DE MÉXICO, 30 septiembre 2002 (ZENIT.org).- El cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, pidió este domingo al gobierno y a la sociedad intensificar su ayuda a los damnificados por el huracán «Isidoro», ya que el sureste del país vive todavía en una situación de emergencia.

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En declaraciones a los periodistas al final de la misa dominical, en la Catedral Metropolitana, el purpurado reconoció la labor realizada por el Gobierno Federal, pero reconoció que no basta mandar alimentos, agua y medicinas sino ayudar a esos estados con más profundidad.

Los males causados por «Isidoro» son muy fuertes, de manera que sigue siendo necesaria la presencia de la ayuda gubernamental, sobre todo cuando continúa la emergencia en Yucatán, Quintana Roo, Campeche y Chiapas, indicó.

Antes, durante su homilía, el cardenal Rivera dio gracias a quienes han apoyado a los damnificados por el huracán y manifestó admiración por la reacción generosa de la población para aquellos que lo perdieron todo.

«Estas iglesias que están en el Sureste saben perfectamente que ustedes no sólo están orando por ellos, sino que todos los de esta arquidiócesis los ayudaremos efectivamente», añadió.

Minutos después de que el Cardenal acudió al zócalo capitalino a entregar un donativo de 500 pesos a la Fundación Azteca, que realizaba acopio en ese lugar, manifestó su gratitud a esa organización, al gobierno de la ciudad y al Ejército.

Al respecto, el director de «Cáritas Emergencias», Alejandro de Hoyos, ha revelado que esa organización ha enviado ayuda vía aérea con apoyo de las Fuerzas Armadas y la Secretaría de Gobernación a cuatro municipios de Tapachula, Chiapas.

Además, destacó, ha comenzado a fluir el apoyo terrestre a cinco comunidades de Yucatán y se ha solicitado auxilio en 67 localidades más del mismo estado, donde se analiza mandar 200 toneladas de víveres a través de un tren militar o vía aérea.

En Campeche se sabe que hay 40 comunidades incomunicadas y sólo el Ejército puede llegar a ellas para llevar los apoyos necesarios, añadió.

Sobre Yucatán, Alejandro de Hoyos indicó que la situación es dramática, pues miles de personas no tienen luz, agua y se quedaron sin hogar, por lo que están cayendo en la desesperación y han comenzado a abrir pozos de aguas putrefactas y estancadas para beber y lavar su ropa.

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ZENIT Staff

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