SYDNEY, 14 octubre 2002 (ZENIT.org).- El arzobispo de Sydney, monseñor George Pell, ha sido exculpado de las acusaciones de pederastia --que siempre había negado-- al concluir una investigación realizada por un juez australiano a petición de la Iglesia católica.

El prelado, de 61 años, que se había retirado el 20 de agosto de la guía de la arquidiócesis para permitir que la investigación se realizara con total serenidad, ha recuperado el cargo y afirma que no guarda rencor contra nadie en un comunicado de prensa distribuido este lunes.

«Concluyo diciendo que no estoy satisfecho de que haya sido establecida la denuncia», explica el antiguo juez de la Corte Suprema de Victoria, Alec Southwell, en su informe publicado también este lunes.

El acusador, cuya identidad no ha sido hecha pública, afirmó que cuando tenía once años, a inicios de los años sesenta, fue abusado sexualmente por monseñor Pell, que entonces era sacerdote. Sólo habría reconocido a monseñor Pell en el año 2000 al verle en la televisión.

El acusado tiene precedentes penales en Australia, entre otras cosas, por tráfico de drogas y evasión de impuestos, motivo por el que fue encerrado en la cárcel en los años noventa.

El juez Southwell explica que su decisión de absolver a monseñor Pell tiene lugar después de haber constatado que la denuncia tiene lugar mucho tiempo después de los supuestos hechos, después de haber constatado la falta de «credibilidad» del acusador, ante la falta de evidencias, y ante el firme rechazo del acusado.

Dado que el acusador no presentó denuncia ante las autoridades civiles, monseñor Philip Wilson, arzobispo de Adelaide y copresidente del Comité Nacional para las Normas Profesionales de la Iglesia católica, estableció una investigación independiente encomendada al juez Southwell.

«Doy gracias a Dios de que este caso haya sido superado y de que la investigación me ha exonerado de todas las alegaciones», ha afirmado monseñor Pell en un comunicado hecho público al hacerse pública la sentencia.

«Cuando una persona se encuentra bajo la máxima presión, los valores personales pueden derrumbarse --confiesa el arzobispo--. De todas maneras, mis convicciones católicas me han sostenido durante estas oscuras semanas. He experimentado una gran fuerza en la oración constante y en la reflexión sobre las grandes enseñanzas cristianas sobre el sufrimiento, la muerte y la resurrección».

«La confianza en que Dios nos ama a todos sin excepción, y en que nos pide justicia, verdad y compasión, que nos lleva a no guardar nunca rencor contra nadie, nunca ha se ha visto sacudida. Además, me he sentido inmensamente consolado por el amor, el apoyo y la lealtad de mi familia y amigos», sigue diciendo monseñor Pell en el comunicado de prensa.

Su primer acto público al recuperar la guía de la arquidiócesis fue celebrar la misa en la en la Catedral de Santa María de Sydney por las víctimas del atentado de Bali. en el que han perdido la vida decenas de turistas australianos.