África Occidental: La cultura de la violencia se supera con la del diálogo

Una reunión interreligiosa analiza las causas de este fenómeno

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ACCRA (GHANA), 15 octubre 2002 (ZENIT.org).- Todas las religiones de África occidental, así como los organismos que promueven la justicia y la paz, han recibido un llamamiento a erradicar la violencia en todas sus formas y a favorecer el diálogo interreligioso cuando la violencia tenga una dimensión de ese tipo.

Preocupados por la difusión de la cultura de la violencia al oeste del continente africano, los miembros de la Comisión de Diálogo Interreligioso de la AECAWA (Asociación de las Conferencias Episcopales de África Occidental Anglófona) –Gambia, Ghana, Liberia, Nigeria y Sierra Leona– se reunieron la semana pasada en Accra (Ghana) junto a participantes de las comunidades católica, protestante, musulmana y de las religiones tradicionales africanas.

Al término de las sesiones de trabajo sobre «Religión, violencia y paz en África Occidental», se difundió el jueves pasado un comunicado –firmado por el obispo católico de Kafanchan (Nigeria) y presidente de la mencionada comisión, Joseph Bagobiri– en el que se constata que la violencia, en sus distintas formas, está minando la seguridad y estabilidad de los países de la región.

El comunicado denuncia que se trata tanto de violencia física como del uso de las estructuras políticas, culturales y sociales para oprimir o discriminar a individuos y grupos.

También se observa que existe violencia económica allí donde los acuerdos nacionales o internacionales impiden a la mayoría de la gente satisfacer sus necesidades básicas. Finalmente se observa la presencia de la violencia doméstica y religiosa.

Causas de la violencia
Entre las causas de la violencia identificadas por la Comisión de Diálogo Interreligioso de la AECAWA destaca la «violación de los derechos religiosos de las personas, con el intento de subyugarles o forzar su conversión».

La inclinación gubernamental por una religión sobre otra –que conduce a la marginalización –, así como el abuso y la explotación de la religión con fines políticos están en la base de la violencia, explica el comunicado.

La pobreza, la falta de educación, el fácil acceso a las armas y a su comercialización, el resurgimiento del etnocentrismo en la política nacional y local y la falta de respeto a las instituciones democráticas y al papel de la ley también están en la raíz de las situaciones de violencia.

Soluciones
Para erradicar la violencia en todas sus formas, el comunicado exhorta a todas las religiones de África occidental, y a los organismos de promoción de la justicia y la paz, a promover el respeto gubernamental hacia las previsiones constitucionales en materia de derechos humanos.

Igualmente se debe procurar la neutralidad de los gobiernos hacia las diferentes realidades religiosas presentes en sus territorios así como la equidad hacia los distintos intereses étnicos o locales.

Se propone además hacer campaña contra la corrupción política –que deriva en la falta de pago de salarios y en el abandono de programas de desarrollo– y a favor de unas fuerzas del orden honradas.

Allí donde la violencia haya adquirido una dimensión religiosa, la solución fundamental es el diálogo interreligioso. Un diálogo de este tipo puede llevarse a cabo con fruto siguiendo ciertas premisas, según enuncia el comunicado.<br>
«El diálogo sólo puede prosperar en condiciones de libertad religiosa e igualdad social. En el caso de los católicos, el diálogo no puede separarse de la misión general de la Iglesia de anunciar el Evangelio a todas las naciones», reconoce el texto.

«El diálogo demanda que mantengamos nuestra propia identidad religiosa (…) y respetemos la identidad religiosa de las otras partes – subraya –. La aceptación de otros, en cualquier caso, no significa estar de acuerdo con sus creencias y prácticas religiosas».

Como subraya finalmente el comunicado, el diálogo requiere un cambio de actitud: «de la incomprensión al entendimiento, del desdén o indiferencia al respeto y atención, al perdón y a la reconciliación».

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ZENIT Staff

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