CIUDAD DEL VATICANO, 28 noviembre 2002 (ZENIT.org).- La Santa Sede confirmó este jueves la oposición de la Iglesia a una «globalización sin controles» y la necesidad de una «globalización de la solidaridad», especialmente en el campo educativo.
La aclaración fue hecha por el arzobispo Giuseppe Pittau, secretario de la Congregación para la Educación Católica, al presentar a la prensa la Conferencia Internacional «Globalización y educación superior católica: esperanzas y desafíos», que tendrá lugar en el Vaticano del 2 al 6 de diciembre.
«El tema de la globalización –aclaró Pittau– no es ciertamente ajeno al ambiente católico y especialmente al de las Universidades. Católico y global tienen en el mismo nombre fuertes relaciones», pero «un proceso de globalización sin controles provocaría muchas víctimas».
«La diferencia entre ricos y pobres es ya un abismo, y la globalización contribuye a acrecentar la distancia entre estos dos grupos, favoreciendo una distribución de los recursos y de los bienes aún más distorsionada», constató.
Por tanto, para la Iglesia, según el prelado italiano, la globalización no es «una fatalidad que hay que sufrir», que hay que «aceptar acríticamente, pero tampoco una especie de salvación: es un proceso que hay que purificar y controlar».
Las universidades católicas, en este contexto, tiene la misión de «ofrecer a los estudiantes los criterios para formarse un juicio».
La universidad debería «formar ciudadanos responsables, competentes y honestos que promuevan una globalización capaz de respetar al hombre en su integridad», añadió el arzobispo jesuita. Este será el objetivo central del congreso.
Según los datos de la Congregación para la Educación Católica, las universidades católicas del mundo son unas mil y en ellos estudian unos 4 millones de estudiantes.