Es urgente educar en la auténtica paz, constata el Papa

Al encontrarse con un congreso de jóvenes universitarios

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CIUDAD DEL VATICANO, 14 abril 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II subrayó este lunes la prioridad de que las futuras generaciones sean educadas en la «auténtica paz» al encontrarse con un congreso de universitarios procedentes de unos 30 países.

Los 3.000 jóvenes que escuchaban al Papa en la Sala de Audiencias del Vaticano procedían de unos 30 países de todos los continentes, reunidos en Roma con motivo de la Semana Santa por el encuentro UNIV, dedicado en esta ocasión al tema «Construir la paz en el siglo XXI».

«Es un tema más actual que nunca en estos meses en los que estamos preocupados no sólo por la situación en Irak, sino también por tantos focos de violencia y de guerra, que se han encendido en otros continentes. Todo esto hace más urgente una auténtica educación a la paz», afirmó el Santo Padre.

De este modo, el discurso del Papa se convirtió en una síntesis de los fundamentos de la paz, que para los creyentes, aclaró, exige ante todo «oración», «porque la paz es un don del amor de Dios».

A continuación, recordó los cuatro pilares de la paz enunciados hace cuarenta años por el Papa Juan XXIII en su encíclica «Pacem in Terris»: «la verdad, la justicia, el amor y la libertad».

Al explicar el primer pilar, la verdad, el obispo de Roma hizo una exhortación a los chicos y chicas que le escuchaban: «tened el valor de plantearos preguntas sinceras sobre el sentido de la vida; formaos para ser rectos y claros en el pensamiento, la acción, el respeto y el diálogo con los demás».

«Tened en primer lugar esa auténtica relación con Dios que requiere una conversión personal y una apertura a su misterio –insistió–. El hombre sólo se entiende a sí mismo en relación con Dios, que es plenitud de verdad, de belleza y de bondad».

El segundo pilar de la paz es la justicia, siguió diciendo, «junto al respeto de la dignidad de cada persona».

«Sin embargo –dijo afrontando el tercer pilar–, sabemos que sin amor sincero y desinteresado, la justicia por sí sola no podría asegurar la paz al mundo. La verdadera paz florece cuando en el corazón se vence el odio, el rencor y la envidia; cuando se dice no al egoísmo y a todo lo que lleva al ser humano a replegarse sobre sí mismo y a la defensa del propio interés».

«Si el amor, que es el signo distintivo de los discípulos de Cristo, se traduce en gestos de servicio gratuito y desinteresado, en palabras de comprensión y de perdón, la ola pacificadora del amor se alarga y se extiende a toda la comunidad humana».

Por último, describió el cuarto pilar de la paz, la «libertad», es decir: «el reconocimiento de los derechos de las personas y de los pueblos y el libre don de sí en el responsable cumplimiento de los deberes que competen a cada uno en su propio estado de vida».

Viviendo estos cuatro pilares, dijo el Papa a los jóvenes, es posible «ofrecer una contribución eficaz a la construcción de un mundo «pacificado» y «pacificador»».

El congreso universitario UNIV se celebra anualmente en Roma desde 1968 con la asistencia del Opus Dei. Está organizado por el Istituto per la Cooperazione Universitaria (ICU), una ONG italiana que promueve iniciativas de cooperación al desarrollo en muchos países del mundo.

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ZENIT Staff

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