CIUDAD DEL VATICANO, 17 junio 2003 (ZENIT.org).- La inculturación constituye «una prioridad» para la Iglesia en África, asegura Juan Pablo II.
Inculturación, según aclaró, que es lo que permite a la Iglesia «encarnar el Evangelio en las diferentes culturas, asumiendo lo que hay de bueno en estas culturas, y renovándolas desde su interior».
Es la consigna que dejó este martes a los obispos de Burkina Faso y de Níger, con quienes se encontró al concluir su quinquenal visita «ad limina apostolorum» y a quienes recordó uno de los mensajes centrales de la exhortación «Iglesia en África» (1995), en la que recogió las conclusiones del primer sínodo de la historia de ese continente.
La inculturación, siguió aclarando, constituye «un camino hacia una plena evangelización para que todo hombre pueda acoger a Jesucristo en la integridad de su ser personal, cultural, económico y político, de cara a su plena y total unión con Dios Padre y de una vida santa bajo la acción del Espíritu Santo».
El pontífice constató que en estos países del Sahel, la inculturación está dando frutos «en la vida y testimonio de las comunidades cristianas de base, fermentos de vida cristiana y signos concretos de la comunión misionera, a la que está llamada la Iglesia-Familia».
«La acción evangelizadora de la comunidad cristiana, ante todo en sobre su territorio y después en otro lugar, como participación en la misión universal, es el signo más claro de la madurez de la fe», constató el Papa al mismo tiempo.
«Desarrollar esta conciencia misionera en el corazón de cada creyente sigue siendo un auténtico desafío», concluyó.