CIUDAD DEL VATICANO, 10 julio 2003 (ZENIT.org).- La crisis internacional ha provocado que el balance económico de la Santa Sede relativo al año 2002 se cerrara en «números rojos», aunque los representantes de las finanzas vaticanas se muestran serenos y agradecidos.
«La crisis económica afecta también a la Santa Sede», reconoció este jueves el cardenal Sergio Sebastiani, presidente de la Prefectura de los Asuntos Económicos de la Santa Sede, durante la presentación del Balance económico (entradas y salidas) del año pasado, el primero presentado en euros.
Las entradas fueron de 216.575.034 euros (unos 245.639.408 dólares), y las salidas de 230.081.756 (260.958.720), creando un déficit de 13.506.722 euros (unos 15.319.312 dólares). A pesar de estos «números rojos», los miembros de la Prefectura de los Asuntos Económicos se mostraron «agradecidos y sorprendidos» por el aumento de donaciones a la Santa Sede por parte de los fieles.
«Estamos en un período de vacas flacas», confesó a los periodistas de la Sala de Prensa de la Santa Sede el cardenal Sebastiani, que hizo un paralelismo de la economía de la Santa Sede con los mecanismos propios de la economía doméstica de los ciudadanos.
«Cuando las cosas van bien, ahorramos, y cuando llegan momentos de vacas flacas –como el actual–, usamos estos ahorros, igual que hace el contribuyente», resaltó este purpurado, aclarando que hasta el año 2000 se vivió una época de «vacas gordas» o prosperidad.
Los gastos mayores de la Santa Sede se destinados a costes de gestión ordinaria y extraordinaria de la Curia Romana, en la que trabajan 2.659 personas (744 eclesiásticos, 351 religiosos y 1.564 laicos).
En el año 2002 se tuvieron que construir y adquirir nuevas sedes para las representaciones pontificias, así como un edificio situado en la Via della Conciliazione –la avenida que conduce a la Plaza de San Pedro del Vaticano– que servirá de oficinas para la Curia romana.
Por primera vez, explicó el cardenal Sebastiani, los medios de comunicación de la Santa Sede «han demostrado una mejora del saldo final», y los gastos en las nunciaturas también han disminuido considerablemente gracias a un «rígido control».
«No nos esperábamos que las donaciones (de curias, congregaciones religiosas, fundaciones, entidades privadas etc.) fuera tan alta», confesó el cardenal Sebastiani, que explicó que en el año 2002 llegaron a la Santa Sede donaciones que alcanzan los 85.385.000 euros (96.843.664 dólares), una cifra superior a la de años precedentes.
«Se debe a una mayor conciencia en las parroquias y diócesis, que se dan cuenta que es necesario ayudar a la Santa Sede, según lo establece el canon 1271 del Derecho Canónico, que sugiere –no obliga– a los obispos a colaborar con la Sede Apostólica», dijo con evidente entusiasmo el cardenal Sebastiani.
Estos números no tienen relación con el llamado Óbolo de San Pedro, que el Papa destina a la caridad y que en este año ha llegado a 58.836.693,5 dólares (51.852.204 euros).
Las Conferencias Episcopales que han aportado el mayor número de donaciones son Estados Unidos –que a pesar de las crisis ha sido muy generosa–, así como Alemania e Italia.
El balance se está traduciendo en distintos idiomas y se entregará a las conferencias episcopales y a las congregaciones religiosas. En las traducciones estará detallado de manera concreta el tipo de ayudas, los países que más han aportado y las fuentes de ingresos.
El balance económico de la Santa Sede es totalmente paralelo al balance económico de Estado de la Ciudad del Vaticano, que prevé la gestión de esta ciudad con sus gastos y entradas ordinarias (con su farmacia, supermercado, policía, museos, etc.).
En el año 2002 este balance económico, en el que se tienen en cuenta 1.511 dependientes (de los cuales 1436 son laicos) y 566 jubilados, se cerró con un déficit de 16.048.508 de euros (18.165.306 dólares), según se informó este martes en la reunión del Consejo de Cardenales para el Estudio de los Problemas Organizativos y Económicos de la Santa Sede.
En esta ocasión ese balance resultó negativo pues se decidió que la Ciudad del Vaticano cubriera a modo de donativo el 50% del déficit de «Radio Vaticano», que administrativamente no depende de la Ciudad del Vaticano, sino del balance de la Santa Sede.