El prelado se ofreció para buscar la reconciliación entre los dos grupos étnicos Dimasa y Hmar, en el Estado de Assam, después de que fracasaran tres intentos llevados a cabo por el gobierno.
La formula propuesta por el arzobispo fue ésta: «Detener la violencia, frenar las declaraciones provocadoras, iniciar encuentros de diálogo y colaboración». Las dos tribus, después de los encuentros iniciados por monseñor Menamparampil, han empezado a convivir pacíficamente.
Motivos políticos y económicos ligados a la tierra enfrentaban a ambos grupos. Los Dimasa son una antigua población de Assam que en tiempos recientes ha alcanzado un buen nivel de civilización. Entre ellos no hay cristianos. Los Hmar tienen un nivel mucho más elevado de instrucción y son en su mayoría baptistas y presbiterianos.
El hecho de que entre las dos tribus no haya católicos ha facilitado el trabajo del arzobispo, percibido por ambas partes como un mediador neutral. Su labor ha sido muy delicada, pero pragmática y de gran eficacia persuasiva.
No es la primera vez que monseñor Menamparampil ejerce su particular carisma de pacificador. En 1996 dirigió la recuperación del diálogo entre los grupos Bodo y Adivasi; en 1997 ayudó a resolver disputas entre los Kuki y Paite en Manipur.
Por su meritoria labor en la resolución de conflictos, el prelado ha recibido diversos reconocimientos. Además, en Guwahati, ha levantado un «Centro para la Paz» donde se estudia teoría y práctica de la reconciliación, de la no-violencia y de la paz.