Los donativos proceden de 360.000 benefactores de los 17 países donde AIN tiene sedes nacionales (Europa occidental, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Chile y Australia).
Francia, Alemania y Suiza se cuentan entre las contribuciones más significativas. Además se han registrado incrementos importantes (más del 40%) en Brasil, Holanda y Chile.
Del balance, certificado por una de las más importantes empresas del sector, se desprende que más del 80% de las entradas se destinó a ayudas efectivas, mientras que aproximadamente el 13% fue a parar a iniciativas de información sobre la situación de la Iglesia en diferentes países. Sólo el 6,8% se ha empleado en gastos de gestión.
En Europa Central y del Este, las ayudas a Ucrania, con 5,2 millones de euros, sobre todo para la construcción del seminario mayor de Lvov, y a Rusia siguieron siendo prioritarias para la Asociación. La Iglesia católica de Rusia recibió –con 1,6 millones de euros– la mayor suma, seguida de los proyectos ecuménicos, que ascendieron a 885.000 euros.
Con estos proyectos AIN quiso fomentar durante el año pasado, una vez más, la colaboración entre católicos y ortodoxos. «Ayuda a la Iglesia Necesitada» apoyó con más de 600.000 euros a la Iglesia ortodoxa, sobre todo en el ámbito de la formación de futuros sacerdotes.
En la actualidad, países como Croacia y Bosnia-Herzegovina, que padecen una gran necesidad a raíz de la guerra que sufrieron entre 1991 y 1995, han recibido ayudas de esta Asociación, que en el año 2002 respaldó varios proyectos en Croacia con 820.000 euros y en Bosnia-Herzegovina con más de 420.000 euros.
En África se dio prioridad a los países en guerra –Sudán, República Democrática del Congo, Angola, Etiopía y Eritrea– donde, una vez finalizados los enfrentamientos, es necesario reconstruir toda la infraestructura eclesial.
En Hispanoamérica, Cuba sigue ocupando un lugar destacado debido a su situación política, igual que ocurre en Asia con China, Myanmar (antigua Birmania) y Vietnam.
Por continentes, la Asociación invirtió en los proyectos de Europa Central y Oriental un total de 18,7 millones de euros, en Hispanoamérica 12,8 millones, en Asia –incluido Oriente Próximo– 11 millones y en África 8,1 millones de euros.
Igual que en el año anterior, la mayor parte de las subvenciones –un 31%– fue a parar a los proyectos de construcción, seguidos de los estipendios de misa para la subsistencia de sacerdotes necesitados, que se llevó más del 16%.
La formación de seminaristas y sacerdotes, religiosos y laicos, así como la financiación de proyectos para los medios de comunicación –por ejemplo, el equipamiento técnico de canales católicos de radio y televisión–, necesitaron respectivamente un 15%.
A la adquisición de literatura religiosa y vehículos para la pastoral en parroquias y diócesis, «Ayuda a la Iglesia Necesitada» destinó alrededor del 16% de los recursos disponibles, mientras que el porcentaje de las ayudas a la subsistencia concedidas a sacerdotes y religiosos alcanzó el 3,5%.
«Ayuda a la Iglesia Necesitada» es una asociación dependiente de la Santa Sede que hoy cuenta con filiales en diecisiete países. En la sede internacional, ubicada en Königstein (Alemania), se tramitan anualmente una media de diez mil proyectos presentados por sacerdotes, religiosos y obispos de más de 130 países del mundo.
El padre Werenfried van Straaten (1913-2003), sacerdote premonstratense holandés, fundó la Asociación en 1947 para sostener a la Iglesia allí donde tuviera dificultades en su misión a causa de la falta de libertad religiosa o de medios económicos.