De ello ha mostrado su convencimiento en el tercer número de «Dialoghi», revista trimestral de Acción Católica italiana, donde describe algunos aspectos de la «Europa que somos y que debemos ser».
Según Prodi, «las religiones monoteístas, particularmente la religión cristiana», han sido «una de las raíces esenciales de Europa y uno de sus factores de desarrollo», y puesto que «la historia de Europa y la historia del cristianismo están indisolublemente unidas», todo esto «hay que reconocerlo en el Tratado constitucional».
En su opinión, el reconocimiento de las raíces cristianas no impide «descubrir las raíces que ligan a Europa con el pueblo de Israel» y «afirmar nuestra voluntad de diálogo con el Islam».
Al contrario, «el encuentro entre los valores de diferentes inspiraciones» puede convertirse «en el factor de integración más amplio» superando los «conflictos que durante siglos nos han dividido».
Es un paso ineludible para el papel que el continente está llamado a asumir «en un contexto de multilateralismo y de democracia supranacional» en el escenario internacional, bien distinto de la imagen ofrecida hasta hoy de una Europa «de la división y de los cálculos políticos», resume el presidente de la Comisión Europea.