CIUDAD DEL VATICANO, 4 septiembre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II visita por tercera vez del 11 al 14 de septiembre Eslovaquia, país que en menos de quince años ha abandonado el régimen comunista, alcanzado la independencia y habrá entrado en la Unión Europea.
El momento culminante será la misa final del domingo, en la que el Santo Padre proclamará beatos a dos mártires eslovacos contemporáneos: el obispo greco-católico Basilio Hopko (1904-1976) y sor Zdenka Schelingová (1916-1955).
Monseñor Renato Boccardo, organizador de los viajes pontificios, en esta entrevista concedida a «Radio Vaticano», explica el espíritu con que afronta el Papa su viaje internacional número 102.
–¿Por qué va el Papa a Eslovaquia?
–Monseñor Boccardo: El Santo Padre vuelve en respuesta a una invitación de la Conferencia Episcopal y del gobierno eslovacos. Vuelve también con motivo de la beatificación de dos hijos de la Iglesia eslovaca, ambos mártires del régimen comunista. Y vuelve, además, siguiendo los caminos de esta peregrinación por Europa que Juan Pablo II está realizando en estos años, no sólo para recordar sino para poner de manifiesto y dar visibilidad a la rica y fecunda tradición cristiana de este continente.
De hecho, me parece que todos los viajes de los últimos años tienen este común denominador: recordar a los cristianos que son los herederos de una larga tradición de fidelidad al Evangelio, y repetir a la sociedad actual, moderna, que vive de prisa y corriendo, la importancia y la riqueza de la presencia evangélica en la historia, en la cultura, en las tradiciones del continente europeo.
–Eslovaquia entrará en la Unión Europea en mayo de 2004. El Papa, este verano de manera particular, ha recordado las raíces cristianas de Europa. ¿Puede interpretarse desde esta perspectiva este viaje?
–Monseñor Boccardo: Ciertamente, al igual que los viajes realizados a Croacia, a Bosnia Herzegovina, de junio, así como los viajes del año pasado. Todo el mundo conoce la preocupación del Papa para que se reconozca lo que existe. No se trata de inventar nada nuevo, sino de tomar conciencia y valorar todo este patrimonio que proviene de una historia de siglos.
–En este contexto, ¿qué mensaje llevará el Papa a Eslovaquia?
–Monseñor Boccardo: Retomará el tema que los obispos eslovacos han escogido para el viaje pontificio: «Fieles a Cristo, fieles a la Iglesia». Es un llamamiento a todos los hijos de la Iglesia a una fidelidad que nunca pasa de moda, y una propuesta respetuosa, pero clara, para todos aquellos que no se reconocen en la vida o en los valores de la Iglesia católica. Se trata de una propuesta que manifiesta cómo la Iglesia católica ha contribuido y sigue contribuyendo hoy a la construcción de la nueva Europa.
–El Papa siempre ha seguido con atención los problemas de Eslovaquia, desde tiempos del régimen comunista…
–Monseñor Boccardo: El Papa ha recordado en varias ocasiones, durante sus viajes, lo que él vivió durante los años del comunismo. Ha sabido alertar a los países ex comunistas de la ilusión de la vida fácil. Terminado el gobierno comunista no todo lo que viene de Occidente es bueno. Me parece que precisamente por su experiencia personal puede alertar ante los peligros.
–¿Qué contribución puede ofrecer la beatificación de dos hijos de la nación eslovaca al país y a la Iglesia?
–Monseñor Boccardo: La figura del mártir recuerda siempre necesariamente la fidelidad. No todos estamos llamados al martirio; todos estamos llamados a ser fieles a nuestro bautismo. Me parece que recordar la figura, la presencia y la vida de un mártir se convierte en estímulo para todos y cada uno a vivir con fidelidad los compromisos de la vida cristiana.