CIUDAD DEL VATICANO, 25 noviembre 2003 (ZENIT.org).- Con «un llamamiento a que se ratifique –lo antes posible– la Convención sobre los derechos de los trabajadores emigrantes y sus familias» concluyó el sábado pasado el V Congreso Mundial para la Pastoral de los Emigrantes y Refugiados.
Es «una categoría que tiene ciertamente necesidades materiales, pero sobre todo espirituales», y esto ha sido lo específico del Congreso: «revisar la pastoral de la movilidad humana aplicada a la realidad de la emigración y del asilo político», explicó ante los micrófonos de «Radio Vaticano» el arzobispo Agostino Marchetto.
El secretario del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes –organismo que ha organizado el encuentro en Roma— confirmó que el documento final del congreso contiene «un llamamiento a la sociedad civil, uno a los propios emigrantes –un reclamo a la legalidad y a la aceptación de la identidad cultural del país que les recibe— y finalmente un llamamiento a los gobiernos de los Estados».
«En esta parte se subraya la necesidad de acoger, en el sentido del respeto de los derechos humanos, a quienes proceden de otros países, especialmente de Estados en guerra o marcados por la violencia, por la opresión, por la falta de libertad», aclaró el prelado.
«Aunque se reconoce que los Estados tienen el derecho de regular los flujos migratorios –explicó el arzobispo Marchetto–, se pide también que no aprovechen la circunstancia del terrorismo internacional para violar los derechos humanos de nuestros hermanos, ya sean refugiados o emigrantes».
La responsabilidad y los deberes de la Iglesia ante los emigrantes y refugiados también se contienen en el documento, en el que se subraya que los éxodos masivos, voluntarios o forzosos, son «un signo de los tiempos» y un terreno «específico de la nueva evangelización».
En el Congreso ha surgido además «la propuesta de que el Santo Padre pueda dedicar una Encíclica al fenómeno de la movilidad humana», confirmó el arzobispo Agostino Marchetto.
Finalmente, destaca que en el encuentro se ha pedido «una formación para esta pastoral específica», puesto que «por su propia naturaleza, el fenómeno migratorio requiere» a quienes trabajan en este sector «una constante puesta al día».
El Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes está preparando un documento sobre dicha pastoral «que ya está muy avanzado».
En él se busca dar respuesta «a los desafíos actuales con la presencia de cristianos de otras Iglesias, además de subrayar mucho no sólo el aspecto del diálogo y de la integración, sino también el de la misionariedad», apuntó el prelado.