ROMA, 11 diciembre 2003 (ZENIT.org).- «El cáncer de América Latina es la corrupción», reconoció este miércoles Mariano Fazio Fernández, rector magnífico de la Universidad de la Santa Cruz, dirigida en Roma por el Opus Dei.
Por este motivo, el sacerdote de origen argentino propuso una «mayor evangelización de las clases dirigentes» de estos países.
<br> Fazio clausuró un ciclo sobre fe y cultura en la Embajada Argentina ante la Santa Sede lanzando un llamamiento «si la vida de las elites es coherente con el mensaje cristiano, se podrían resolver muchas cosas».
Para el rector uno de los problemas del subcontinente americano es que «en cierto modo ha fracasado la inculturación del Evangelio en algunas capas [altas, ndr.] de la sociedad».
Ante la pregunta sobre cómo resolver las desigualdades sociales abismales de América Latina, Fazio propuso aplicar la doctrina social de la Iglesia y dijo que «si jueces, profesores, políticos, empresarios, etc., son auténticos cristianos, las desigualdades se van a resolver en la medida de lo posible».
«La religiosidad popular tiene que integrarse con la formación de las conciencias», alertó Fazio, que valoró la piedad popular latinoamericana hasta el punto de afirmar que «el cristianismo latinoamericano puede ser modelo para otras zonas gracias a la buena inculturación que se ha hecho del Evangelio».
«La fe en América Latina ha penetrado la sociedad, las personas, las instituciones, la manera de ver y de juzgar los hechos», explicó este especialista en historia del pensamiento.
«Ha habido un arraigamiento del cristianismo en las distintas culturas que configuran Latinoamérica», resaltó citando en varias ocasiones el documento de la IV Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en Santo Domingo, 1992.
El profesor y sacerdote Fazio se mostró reacio a aceptar que exista un pensamiento latinoamericano específico, pues «hay una occidentalización muy fuerte que hace difícil establecer qué es lo puro latinoamericano».
En referencia a las aportaciones que el continente de la esperanza ha ofrecido al mundo, Fazio subrayó el carácter positivo de la «teología de la liberación», sobre todo en el rescate de la palabra «liberación», tan importante según dijo para el cristianismo. Sin embargo, criticó que algunos teólogos de la liberación vieran a los evangelizadores como conquistadores que oprimieron a los indígenas.
La conferencia se articuló en dos grandes partes. La primera, recordó la primera evangelización de América, con sus luces y sus sombras. La segunda retomó la época de la independencia colonial y terminó con algunos apuntes sobre la actualidad.