Juan Pablo II pide remover las causas que provocan el terrorismo

La lucha no debe basarse en «medidas meramente punitivas o represivas»

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 enero 2004 (ZENIT.org).- La respuesta al terrorismo, según Juan Pablo II, no se debe dejar mover por el «odio» ni debe basarse en «medidas meramente punitivas o represivas»; es necesario eliminar sus causas.

Así lo afirmó este sábado el pontífice al recibir en audiencia al nuevo embajador de Indonesia ante la Santa Sede, Bambang Prayitno, diplomático de carrera.

Afrontando el tema del terrorismo en el discurso que entregó al recibir sus cartas credenciales, el pontífice reconoció que «está claro de que este funesto azote ha ido creciendo de manera más virulenta en los últimos años, generando masacres brutales que sólo sirven para exacerbar situaciones difíciles, agudizar tensiones y erosionar posibilidades de paz entre pueblos y naciones».

«Su mismo país ha experimentado en primera persona estos atroces actos de violencia y de desprecio del carácter inviolable de la vida humana inocente», subrayó ante el representante indonesio.

En ese mismo sábado, tuvo lugar una explosión en un café lleno de personas en la población de Palopo, en la provincia de Célebes del Sur (Indonesia), acabando con la vida de al menos cuatro personas y dejando varios heridos, según fuentes de la policía, que la atribuían con toda probabilidad a una bomba.

Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, se ha visto sacudido por una serie de atentados con bombas en los últimos años.

El 12 de octubre del 2002, presuntos extremistas que pertenecen al grupo Jemaah Islamiyá, relacionado con la red terrorista Al-Qaida, destruyeron dos clubes nocturnos en la isla turística de Bali, en atentados que cobraron la vida de 202 personas, en su mayoría turistas extranjeros.

Este atentado, reconoció el Papa, «sigue estando sumamente presente en la mente y el corazón de la comunidad internacional».

El grupo Jemaah Islamiyá fue culpado también del atentado del 5 de agosto del año pasado contra el Hotel J.W. Marriot en Yakarta, que dejó 12 muertos y 150 heridos.

«A pesar del desprecio por la vida humana que representan estos ataques terroristas, nuestra respuesta no debe ser nunca la del odio o la venganza. Tampoco son suficientes medidas meramente punitivas o represivas», pidió el Papa.

«La lucha contra el terrorismo debe afrontarse también a nivel político y educativo», añadió.

«Se requiere una movilización política para eliminar las causas subyacentes en situaciones de injusticia que pueden llevar a las personas a cometer actos de desesperación y violencia», explicó por una parte.

«Del mismo modo, es necesario un compromiso para emprender programas educativos que estén inspirados y promuevan el respeto de la vida humana en todas las circunstancias», siguió aclarando.

«De este modo, la unidad de la raza humana prevalecerá, mostrándose más poderosa que toda división contingente que separa a individuos, grupos o pueblos –constató–. En este sentido, es particularmente importante el papel que desempeñan las grandes religiones del mundo».

«El entendimiento y la cooperación interreligiosos pueden hacer mucho para promover el sentido de unidad del género humano, ayudando a desarraigar las causas sociales y culturales del terrorismo», opinó el obispo de Roma.

«Estoy cada vez más convencido de que los líderes islámicos, cristianos y judíos deben colocarse en primera línea a la hora de condenar el terrorismo y negar a los terroristas toda forma de legitimidad religiosa o moral», explicó.

En su encuentro con el embajador Prayitno, Juan Pablo II recordó con agrado el viaje que realizó a Indonesia en 1989, país de más de 234 millones de habitantes de los cuales el 88% es musulmán, el 5% protestante, el 3% católico, el 2% hindú, el 1% budista.

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ZENIT Staff

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