Se trata del sacerdote belga Andrè Louf, nacido en Lovaina, en 1929, que en 1945 entró en el monasterio trapense de Nuestra Señora de Mont-des-Cats, en Francia, según ha confirmado la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas de la Santa Sede.
Abad cuando sólo tenía 33 años, vivió los años del Concilio de renovación de la vida religiosa. En 1967, envió al Sínodo de los obispos, reunido en Roma, un famoso mensaje sobre los «Contemplativos y la crisis de la fe».
«Se convirtió no sólo en uno de los protagonistas del «aggiornamento» conciliar en el monasterio y en la Orden trapense, sino también en una de las figuras espirituales mas autorizadas en la Iglesia de nuestros días», afirma Radio Vaticano al dar la noticia.
«Sus textos abarcan temáticas esenciales para la vivencia de la fe en el mundo contemporáneo: junto a los comentarios en varios volúmenes al Evangelio del domingo, ha redactado textos sobre la existencia cristiana, sobre la oración, sobre la paternidad espiritual, sobre la interioridad y la vida de comunión, sobre la unidad», añade la emisora pontificia.
Director de preciosas ediciones de los escritos de los místicos flamencos, el padre Louf fue durante 35 años abad en Mont-des-Cats. Dejó el encargo para retirarse en un ermita en el sur de Francia, donde vive en oración y en el estudio de sus amados Padres de la Iglesia.