El 18 de noviembre pasado, la Cámara del Congreso estadounidense aprobó una resolución con el apoyo de los diferentes partidos en el que alentaba al presidente a ofrecer esta medalla, máximo galardón civil del gobierno de Estados Unidos, al Papa.
El presidente del Comité Judicial de la Cámara, F. James Sensenbrenner, había presentado la propuesta el 28 de octubre de 2003 para conmemorar el vigésimoquinto aniversario del pontificado de Juan Pablo II, así como «sus contribuciones históricas a las causas de la libertad, la dignidad humana, la libertad, y la paz».
Sensenbrenner afirmó en esa ocasión: «Literalmente miles de millones de personas en el mundo han sido tocados por el ministerio del Papa, así como por su ejemplo personal de fe y de perdón».
«Es particularmente apropiado que nosotros, como estadounidenses que amamos la libertad, reconozcamos su servicio sin igual a la libertad humana y religiosa», añadió al presentar su propuesta.
El presidente John F. Kennedy autorizó la práctica de entregar la «Medalla presidencial de la libertad» a personas «por su meritoria contribución a la seguridad o interés nacional de los Estados Unidos, o a la paz mundial, o a la cultura u otras significativas aportaciones públicas o privadas».
Desde su institución, aproximadamente cuatrocientas medallas han sido entregadas a exponentes de diferentes sectores de la sociedad. El beato Juan XXIII fue uno de los primeros 31 galardonados. El presidente Jonson le entregó póstumamente el galardón el 6 de diciembre de 1963.
En el año 2000, el Congreso entregó la Medalla de Oro del Congreso, el máximo galardón de esa institución, a Juan Pablo II.
Más información sobre la medalla «Medalla presidencial de la libertad» en http://www.medaloffreedom.com.
