NUEVA DELHI, lunes, 7 junio 2004 (ZENIT.org).- Tras contactar oficialmente con la embajada de Arabia Saudí en Nueva Delhi, la Conferencia Episcopal de la India no ha obtenido respuesta alguna en relación con el caso de Brian Savio O’Connor, el católico indio del Estado de Karnataka torturado y encarcelado a manos de la policía saudí por su fe cristiana.
Así lo confirmó el viernes pasado el portavoz de los obispos indios, el padre Babu Joseph, a la agencia «Fides» de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos.
Visto el resultado de su gestión, los prelados están siguiendo el cauce institucional y han pedido al gobierno indio que de un paso diplomático oficial, pidiendo a las autoridades saudíes la liberación de O’Connor.
La policía religiosa saudí –«Muttawa»– detuvo al católico indio hace unos seis meses. Llevado a la prisión de Ali Hira –en la capital, Riad–, según los hermanos de O’Connor, Raymond y James, fue amenazado de muerte si no se convertía al Islam.
De acuerdo con sus familiares, O’Connor ha permanecido en la cárcel medio año sujeto a castigos inhumanos y a torturas: le han colgado boca abajo, le han aplicado descargas eléctricas, ha sido sometido a burlas, le han golpeado y le han obligado a abjurar de su fe.
O’Connor podría encontrarse actualmente en la cárcel de Olaya con algunas costillas fracturadas, apunta «Fides».
Oficialmente el «Muttawa» ha acusado a O’Connor de manejos de drogas y de haber rezado a Jesucristo, acusaciones por las que se arriesga a la pena de muerte.
Su familia afirma que las pruebas relativas a las drogas han sido fabricadas por la policía y que O’Connor es un buen cristiano y un buen ciudadano.
Mientras tanto en la India, especialmente en el estado del Karnataka –donde los parientes de O’Connor viven horas de espera y sufrimiento–, la Iglesia ha lanzado una petición de oración a todos los fieles para que el caso concluya felizmente con la liberación.
Por su parte, «All India Catholic Union», que representa a 16 millones de laicos católicos indios, ha enviado un telegrama urgente de protesta al rey saudí pidiendo la liberación de O’Connor.
«La libertad religiosa –escribe el vicepresidente de la organización, John Dayal– forma parte de la civilización actual. Es uno de los derechos reconocidos por las Naciones Unidas para todo hombre y mujer».