La Iglesia en México une su voz a la protesta popular contra los secuestros

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MÉXICO, lunes, 14 junio 2004 (ZENIT.org).- La Iglesia católica de México se ha sumado al coro de voces de organizaciones civiles –muchas de ellas católicas– para emprender una marcha contra el secuestro y el robo con violencia que está padeciendo todo el país, pero, especialmente, la Ciudad de México.

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La marcha ha sido convocada, oficialmente, por el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública el domingo 27 de junio a las once de la mañana, y partirá del corazón de la Ciudad de México, es decir, la calle de Paseo de la Reforma, al pie del monumento conocido como el Ángel de la Independencia.

El motivo que han argumentado las agrupaciones como Yoinfluyo, México Unido contra la Delincuencia; Red Familia, etcétera, es presionar a las autoridades federales y capitalinas para que pongan remedio a la desatada ola de secuestros que han situado a México en el segundo lugar mundial en este delito, solamente detrás de Colombia.

Este domingo, en rueda de prensa, tanto el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera, como el presidente del episcopado mexicano, monseñor José Guadalupe Martín Rábago, mostraron su acuerdo con la expresión ciudadana de descontento y es que el secuestro en México ya no solamente toca a las personas pudientes sino que ha proliferado el llamado «secuestro exprés», en el cual por dos o tres mil dólares de rescate, familias de clase media o familias pobres recuperan a su ser querido.

El tema se ha vuelto el más grave escollo de la actual administración federal –encabezada por el Partido Acción Nacional (derecha)– y de la administración de izquierda (Partido de la Revolución Democrática) en el Distrito Federal. Sobre todo tras el secuestro, la violación y el asesinato de la joven Lizbeth Salinas Maciel, que ha conmovido la conciencia nacional.

Su padre, Constantino Salinas Arce, ha tomado la estafeta de la lucha contra el secuestro en los últimos días.

Según declaró, su lucha es porque se encuentre a los asesinos y secuestradores de su hija, «no por ella, que ya está muerta, sino por los millones de «Lizbeths» que puedan ser víctimas de estas bestias».

Cálculos de organizaciones ciudadanas indican que este año México podría llegar a enfrentar hasta cinco mil secuestros.

Mientras tanto, las autoridades políticas se defienden aduciendo o que se trata de una campaña de información negativa o que se trata de un complot en su contra por motivos eminentemente políticos.

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ZENIT Staff

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