CIUDAD DEL VATICANO, martes, 15 junio 2004 (ZENIT.org).- La decisión de desmembrar la archidiócesis de Barcelona, erigiendo como sufragáneas las diócesis de Terrassa y Sant Feliu de Llobregat se ha estudiado durante dos décadas, aclaró este martes la Santa Sede al anunciar esta decisión de Juan Pablo II.
En un comunicado de prensa emitido por Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede, se explica que «ya desde los inicios de los años ochenta, el entonces arzobispo de Barcelona, el cardenal Narciso Jubany, B.M., había dado algunos pasos, contemplando la oportunidad de crear dos nuevas diócesis».
«Posteriormente, algunos eclesiásticos, reanudando los contactos, han hecho presente a la Congregación para los Obispos la utilidad pastoral de que tanto la demarcación de El Vallés, como la demarcación del Baix Llobregat, Penedés y Garraf fueran erigidas en diócesis», añade el director de la Oficina de Información de la Santa Sede.
«Tras la división, el número de habitantes de la archidiócesis de Barcelona queda alrededor de 2.500.000», informa el portavoz vaticano.
«La nueva diócesis de Terrassa tiene alrededor de 1.000.000 de habitantes y comprende 12 arciprestazgos (Montcada, Sant Cugat-Les Planes, Terrassa, Rubí, Sabadell centre, Sabadell nort, Sabadell sud, Granollers, Puiggraciós, Mollet, Montseny y Cardedeu-Llinars, Montbui) y 120 parroquias», revela.
«La nueva diócesis de Sant Feliu de Llobregat tiene alrededor de 670.000 habitantes y comprende 9 arciprestazgos (El Prat de Llobregat, Sant Boi de LLobregat, Sant Feliu de Llobregat, Sant Viçenc dels Horts, Montserrat, Garraf, Vilafranca del Penedés, Anoia, Piera-Capellades) y 121 parroquias», concluye Navarro-Valls.