CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 18 junio 2004 (ZENIT.org).- Mientras los jefes de gobierno y de Estado de la Unión Europea discutían en Bruselas sobre el texto de su Constitución, Juan Pablo II volvió a pedir que este documento reconozca las raíces cristianas del continente.
El Santo Padre expresó una vez más la posición de la Iglesia católica, apoyada por confesiones cristianas del viejo continente al recibir en audiencia al nuevo embajador de España ante la Santa Sede, Jorge Dezcallar de Mazarredo.
«En el momento en que en la vieja Europa nace también un nuevo orden, no puede faltar entre sus aportaciones la manifestación expresa de las raíces cristianas», afirmó el obispo de Roma.
De estos fundamentos, añadió, «ha ido brotando durante siglos un alto concepto de persona abierta a la trascendencia, que es también un factor decisivo de integración y universalidad», añadió.