Aumenta la venta de armas por el conflicto de Irak

Pocos avances en el desarme del mundo

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ESTOCOLMO, sábado, 19 junio 2004 (ZENIT.org).- El Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) ha publicado hace dos semanas su estudio anual sobre temas de armamento, desarme y seguridad en el mundo. El Anuario SIPRI 2004 observaba que la acción militar liderada por Estados Unidos contra Irak comenzada en marzo del 2003 ha sido el tema de seguridad dominante el pasado año. En opinión del SIPRI, la ocupación ha desvelado tanto la «fuerza única» poseída por Estados Unidos, como las limitaciones del poder militar.

Según el anuario publicado, el gasto militar mundial en el 2003 aumentó cerca del 11% en términos reales. «Un notable coeficiente de aumento», comentaba, tras el 6,5% de subida del año anterior. El gasto del 2003 alcanzó los 956.000 millones de dólares. El principal factor tras este aumento es la reacción de Estados Unidos a la amenaza terrorista y su acción en Irak. Los Estados Unidos suman casi la mitad del gasto total militar del mundo.

El gasto militar también ha subido en algunos otros grandes países, pero los aumentos son más pequeños. India y Japón han aumentado su gasto, en línea con su crecimiento del producto interior bruto. China también ha aumentado su gasto militar.

El estudio observa que una abrumadora parte de la producción de materiales y servicios militares tiene lugar en China, Europa, Rusia y Estados Unidos. Junto con una concentración continua de empresas de la industria armamentística debido a fusiones empresariales, el SIPRI hace notar que la industria tradicional de armamento está desplazándose a una nueva serie de productos de seguridad, en una zona gris entre los sectores militares y comerciales.

El comercio internacional de armas también ha aumentado el año pasado, con Rusia y Estados Unidos que siguen siendo los mayores proveedores. Sus mayores importadores de armas el año pasado fueron China, India, Taiwán, Egipto, el Reino Unido, Grecia, Turquía y Japón.

El SIPRI observaba que los esfuerzos en Europa para seguir con la reducción de armas convencionales continúan estancados. El principal obstáculo es el incumplimiento de Rusia de los acuerdos hechos en la cumbre de 1999 de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, especialmente en la cuestión de la retirada de sus fuerzas armadas de Georgia y Moldavia.

En las Américas, continúan los avances dentro del marco de la Organización de Estados Americanos. Se han celebrado encuentros para crear confianza y tratar las amenazas contra la seguridad.

Armas de destrucción masiva

En cuanto a las armas biológicas, el SIPRI observaba que los rápidos desarrollos de la ciencia, especialmente en la biotecnología, podrían abrir nuevas posibilidades a su mal uso militar o terrorista. Otro problema es el creciente movimiento de personas, conocimiento y productos más allá de las fronteras así como la mayor difusión de la información vía internet.

Establecer controles efectivos en este campo no es fácil. Es difícil conseguir información fiable sobre la determinación de un país de desarrollar armas biológicas, como ha demostrado la experiencia de Irak. También es difícil distinguir entre las actividades permitidas y prohibidas en la Convención sobre Armas Biológicas y Tóxicas de 1972, comentaba el anuario.

Como nota positiva, el anuario mencionaba que el presidente Moammar Gadhafi se comprometió el pasado diciembre a desmantelar las armas de destrucción masiva de Libia, incluyendo sus reservas de armas químicas.

En cuanto a las armas nucleares, el SIPRI comentaba que los esfuerzos de no-proliferación siguieron enfrentándose a graves desafíos en el 2003. Corea del Norte anunció que sería el primer firmante en retirarse del Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares de 1968, y anunció más tarde que había desarrollado capacidad militar nuclear. Asimismo, surgen evidencias de que Irán ha perseguido en secreto durante décadas tecnología nuclear con aplicaciones militares directas, contraviniendo un acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía Atómica.

Y el año pasado también hubo revelaciones que destacaban la voluntad de algunos estados, o de científicos individuales, de vender tecnologías sensibles y diseños nucleares.

Buenas noticias sobre conflictos

El anuario tiene buenas noticias sobre el número de conflictos armados de proporciones mayores. Son 19, el número más bajo de conflictos del periodo de la post Guerra Fría, con la excepción de 1997 en el que se vivieron 18 conflictos. Los enfrentamientos internos siguen siendo la principal fuente de conflictos. De hecho, sólo dos de los 19 conflictos se han luchado entre estados: Irak y las fuerzas aliadas, y el largo conflicto entre India y Pakistán por Cachemira. El anuario considera que Afganistán es una mezcla de conflicto inter e intra estados.

La característica de los conflictos dentro de los estados es su resistencia a las soluciones rápidas. Por ejemplo, los largos conflictos en Colombia e Israel han desafiado los repetidos esfuerzos por encontrar la paz. El año pasado también se vio la intensificación de conflictos internos en Burundi, Costa de Marfil, Indonesia, Liberia y Filipinas. El SIPRI considera que a estos conflictos intra estatales sólo se les puede poner fin a través de esfuerzos sostenidos y que, además de la voluntad de las partes en conflicto, se necesita ayuda exterior para asistir a la negociación de un acuerdo entre dichas partes.

En África, el anuario ha visto notables avances. Con algunas dificultades, siguen su camino los procesos de paz en Angola, Burundi, República Democrática del Congo, Liberia y Sudán. El informe también apuntaba que los gobiernos militares, con frecuencia una fuente de problemas, también han sufrido una creciente presión de la Unión Africana y de varios estados para que se retiren del proceso político.

Se han llevado a cabo 14 misiones multilaterales de paz, el mayor número iniciado en un solo año desde la Guerra Fría. Las misiones de paz se han caracterizado por un aumento en el papel de las organizaciones regionales y de las coaliciones multinacionales. Las organizaciones regionales han contado con 11 de los 14 operativos para la paz establecidos en el 2003.

En cuanto a la organización de las misiones de paz y el papel de Naciones Unidas, el anuario ha observado que hay una amplia variedad de situaciones. En algunos casos, las misiones eran operaciones a corto plazo. Otras eran acciones que seguían operaciones de las Naciones Unidas, o eran actividades de una misión en marcha de las Naciones Unidas. El anuario observaba que hay temas complejos que deben resolverse en términos de coordinación entre las Naciones Unidas y las organizaciones regionales.

Otro asunto importante en las misiones de paz del año pasado ha sido el aumento de los ataques contra los trabajadores de paz y humanitarios de Naciones Unidas en Irak, Afganistán y otros lugares. Existe una relación compleja entre las fuerzas militares y los trabajadores de ayuda humanitaria y el informe indicaba que el gran número de ataques del año pasado ha reabierto, dentro de las organizaciones humanitarias, el debate sobre el tema de hasta qué punto deben estar ligados a los militares.

Justicia, confianza y cooperación

Los representantes de la Santa Sede siguen con su actividad de promover los esfuerzos de control de armas. El 8 de marzo, monseñor Silvano Tomasi, observador permanente de la Santa Sede en las Naciones Unidas en Ginebra, habló en una conferencia de expertos en orden a buscar formas de limitar las armas que puedan causar bajas civiles. Monseñor Tomasi animaba a los participantes a ayudar a desarrollar una cultura de prevención de conflictos y a «asegurar la seguridad que tiene su base en la justicia, la confianza y la cooperación entre estados».

El 27 de abril, monseñor
Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Nueva York, habló en un encuentro celebrado para considerar la no-proliferación de armas nucleares. Con las nuevas amenazas planteadas por el terrorismo, monseñor Migliore invitó a los países a que reforzaran su compromiso de limitar la extensión de la tecnología nuclear y negociar medidas que conduzcan a una eventual eliminación de los arsenales nucleares. El informe del SIPRI muestra con claridad la urgencia de aumentar los esfuerzos por reducir los conflictos y las armas en el mundo.

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ZENIT Staff

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