CIUDAD DEL VATICANO, martes, 29 junio 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha pedido este martes que se avive de nuevo el diálogo teológico a través de la comisión mixta católico-ortodoxa, un «instrumento importante» en el camino hacia la unidad plena entre las dos Iglesias.
Así lo hizo al recibir por la mañana en el Palacio Apostólico Vaticano al Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I –«primus inter pares» de la ortodoxia–, quien ha encabezado este año personalmente la visita de la delegación del patriarcado con ocasión de la solemnidad de los patronos de Roma, los Santos Apóstoles Pedro y Pablo –día del Papa–.
La visita de Su Santidad Bartolomé I conmemora además el histórico encuentro entre Pablo VI y el Patriarca Atenágoras I (Jerusalén, enero 1964), después el cisma que había tenido lugar novecientos años antes.
A su ejemplo se ha remitido este martes Juan Pablo II pidiendo que el recuerdo de aquel abrazo «favorezca un salto adelante en el diálogo y en la consolidación de las mutuas relaciones fraternas».
«El diálogo teológico, a través de la “Comisión mixta”, permanece, a tal fin, como un instrumento importante. Por esto deseo que cuanto antes se avive de nuevo», manifestó el Santo Padre.
«Estoy convencido, de hecho, de tal urgencia –prosiguió– y es voluntad mía y de mis colaboradores hacer uso de todo medio para alimentar el espíritu de recíproca acogida y comprensión, en la fidelidad al Evangelio y a la común Tradición apostólica».
«Nos impulsa en este camino el mandamiento antiguo y siempre nuevo del amor, que el apóstol Pablo proclamaba en las conocidas palabras: “Amaos los unos a los otros con afecto fraterno, compitiendo en estimaros recíprocamente” (Rm 12, 10)», reconoció Juan Pablo II.
Las relaciones de diálogo en búsqueda de la unidad plena entre ortodoxos y católicos, surgidas con el Concilio Vaticano II, encontraron su expresión concreta con la creación en 1979 de una Comisión mixta internacional entre la Iglesia católica romana y la Iglesia ortodoxa.
El diálogo teológico es el objetivo fundamental del organismo, que fue creado por el Papa Juan Pablo II y el entonces patriarca de Constantinopla, Demetrios I –«primus inter pares» en las Iglesias ortodoxas— e inició su andadura en 1980 (Cf. Zenit, 13 de octubre de 2002).
«Recomenzar con el diálogo teológico internacional, que está más o menos interrumpido desde 2001», es uno de los medios para intensificar el camino hacia la unidad, explicó a los micrófonos de «Radio Vaticano» el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Dicha unidad, en su opinión, en el futuro responderá a «una unión sin fusión y sin absorción: ésta es la fórmula» según lo ha dicho el propio Papa.
«Es una unidad en la misma fe, con los mismos sacramentos, con el mismo episcopado, en la sucesión apostólica, pero será posible una pluralidad de formas litúrgicas, teológicas, espirituales, canónicas…», aclaró.
«Así que las Iglesias ortodoxas conservarán sus formas de vida cotidiana –puntualizó el purpurado–. El problema más bien será el ejercicio del Primado del obispo de Roma. Se ha celebrado el año pasado, aquí en Roma, un simposio al respecto. Debemos seguir estudiando este problema».