LES COMBES (INTROD), domingo, 11 julio 2004 (ZENIT.org).- Los nuevos desafíos de Irak, la integración europea y la entrega del icono de Kazan al patriarcado ortodoxo de Moscú fueron los tres argumentos que comentó el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, este domingo a los micrófonos del canal público de televisión RAI Uno.
Esta fue la breve entrevista que concedió tras la transmisión de la oración del Ángelus, presidida por Juan Pablo II.
–En Irak, la situación sigue siendo grave, pero ahora hay un gobierno iraquí para los iraquíes. ¿Un motivo de satisfacción para el Papa?
–Navarro-Valls: No hay duda. Se ha restablecido el derecho internacional y esto cuenta mucho. Ahora la preocupación debe ser siempre la misma: es decir, la prioridad debe ser el bienestar de los iraquíes. En torno a esto deben girar todas las iniciativas que a partir de ahora se tomen.
–El 29 de octubre, en Roma, se firmará el nuevo Tratado constitucional europeo. Esta Europa, ¿puede afrontar el futuro cortando sus propias raíces?
–Navarro-Valls: No. El hecho de que en el «Preámbulo» no se dé una referencia explícita de las raíces cristianas es una carencia, y una carencia seria que, según me parece, hace menos autorizado este documento. Por otra parte –hay que decirlo todo–, la Santa Sede siempre ha alentado cualquier paso hacia un proceso de integración europea. Además, en el mismo texto de la Constitución, hay artículos, en concreto el artículo 51, que reconocen el papel de las confesiones cristianas en Europa.
–En el camino ecuménico, a finales de agosto, se dará un gesto sumamente simbólico con el patriarcado de Moscú…
–Navarro-Valls: Sí, esperemos que así sea. El 28 de agosto se entregará la imagen sagrada del icono de Kazan y antes el Papa quisiera realizar un acto de devoción a esta imagen que ha acompañado el trabajo del Papa desde hace muchos años, pues la tenía en su estudio privado, en su apartamento en Roma.